Sin dudas fue una de las maravillas de su tiempo, tanto así que a la poco impresionable zarina, cuando entró en aquella sala quedó vivamente impresionada por su belleza y equilibrio perfecto. La vio por primera vez en el palacio de San Petersburgo y deseó llevársela a su palacio en Tsarskoye Selo.
Con los deseos poco discutibles de la emperatriz se dispuso todo para su traslado, así se precisó a setenta y seis soldados para trasladarla a cuestas, panel a panel, durante seis días.
Al comenzar a montarla se encontraron un problema: el nuevo recinto era mayor que donde fue diseñado originalmente, así quedaban huecos por cubrir, esos huecos fueron cubiertos con mosaicos y espejos siendo los bajos de la sala pintados en un bello color miel coincidente con la tonalidad del ámbar, al terminar el trabajo se contempló lo que para muchos era la “Octava maravilla del Mundo” realizada por el hombre y era para el total disfrute de la zarina, la emperatriz Catalina.
Sin embargo la sala tuvo un emplazamiento original en Charlottenburg (Berlín), desde allí se la trasladó a San Petersburgo al palacio imperial del zar Pedro el Grande, en el año 1717; fue un regalo del emperador alemán Federico Guillermo I de Prusia al zar. La Sala del Ámbar se ubicó en el Palacio de Invierno.
Palacio de Catalina
Fue la Emperatriz Elisabeth quien la mandó llevar hasta el Palacio de Catalina en Tsarskoye Selo en el año 1755, dos años después la zarina Catalina ordenó instalar cuatro mosaicos traídos especialmente desde Florencia para embellecer la salar, los espejos eran obra del maestro Rastrelli. Además en la denominada como Sala del Ámbar colocó elegantes muebles que crearon un acogedor y bellísimo espacio.
Pero el misterio surge cuando la Sala del Ámbar desaparece… En la actualidad sólo se conserva la cómoda que adornaba la misma que apareció en 1997 en un almacén del Museo de Artes Aplicadas de Berlín, y uno de los mosaicos florentinos, el llamado de “los sentidos del tacto y el olfato“. Este mosaico estaba en poder de un alemán apellidado Achtermann que intentó venderlo por cinco millones de marcos, dijo que lo “había encontrado abandonado en el desván de su casa”.
La Segunda Guerra Mundial
Fue en la Segunda Guerra Mundial cuando los alemanes saquearon Europa y el palacio imperial no fue una excepción. El Tercer Reich “confiscaba” todas las obras de valor que encontraba a su paso y la Sala del Ámbar no iba a ser una excepción. En el año 1941 los soldados de la Werhmacht se llevaron la Sala del Ámbar al castillo de Königsberg, allí permaneció hasta 1945. El régimen nazi estaba a punto de caer y la Sala (o Salón) fue trasladado a un lugar desconocido e indeterminado, aun hoy desconocemos donde se encuentra.
Justamente con su desaparición comienza el misterio. Para unos la Sala fue trasladada, y ocultada, una mina perdida cercana al Báltico; para otros fue quemada y, por tanto, destruida, pero tan bello recinto no pudo haber tenido ese fin…
Fue el diputado alemán y arqueólogo Peter Haustein, quién comenzó hace más de una década el estudio y búsqueda de la Sala de Ámbar, y encontró unos documentos cifrados del gobierno nazi que hacía referencia al mismo; unos documentos que se descifraron y que eran de un oficial de la antigua Luftwaffe alemana.
Aquellos documentos informaban que la Sala de Ámbar se encontraría en una mina abandonada cerca de la frontera con la República Checa, en Deutschneudorf, junto a un gran tesoro de obras y joyas valiosas; todo ello producto del expolio nazi en la Segunda Guerra Mundial, escondido por si triunfaba el nazismo ante la invasión rusa y de los aliados volverlos a recuperar para disfrute de los expoliadores y jerarcas nazis, afortunadamente el Tercer Reich fracasó…
La Sala del Ámbar estaba compuesta por seis toneladas de ámbar de gran calidad y color homogéneo. En la actualidad podemos disfrutar de una reconstrucción de esta Sala, una reconstrucción de aquella maravilla del mundo que se ha tardado veinticuatro años en reproducir. Fue en el año 1979 cuando el gobierno ruso comenzó la reconstrucción de la Sala de Ámbar, a partir de fotografías antiguas. Fue inaugurada inauguró en 2003, en el 300 aniversario de la ciudad de San Petersburgo.
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