“Nos vemos en El Disco Rojo”, le han llegado a decir estos últimos días a Salvador Espinosa (hijo) ajenos a la desaparición del plano del Real del González Hontoria de la caseta que antaño fuera el punto de encuentro obligado en las noches de la feria jerezana.
Situada en el número 11, junto al antiguo templete, en el año 2017 celebró sus bodas de oro en la Feria del Caballo. Se cumplían cincuenta años desde que aquel grupo de más de una decena de amigos y socios fundadores se organizaran para montar una caseta sin saber que con el paso de los años se convertiría en un referente en la fiesta grande de los jerezanos.
De todos ellos, en estos momentos solo viven Salvador Espinosa y Juan Mateos. Después de que en la edición fallida de 2020 su lugar tradicional fuera adjudicado a La Penúltima, que en este 2022 conserva esta ubicación, y El Disco Rojo fuera a una calle secundaria y “menor”, junto a las casetas de PSOE y PP, los dos socios fundadores decidieron dar por cerrada esta etapa. Como consecuencia, ni el pasado año, en el que tampoco hubo Feria por la pandemia, ni este han llegado a presentar solicitud alguna.
“Para estar allí (por el nuevo enclave), preferían no montar caseta, pero bueno este año debutamos con Diez Méritos y mi padre va a tener allí su refugio”, comenta Espinosa, que tiene un buen recuerdo de todos los años vividos en la caseta que fundó su progenitor junto a sus incondicionales, aunque las nuevas generaciones no hayan podido darle salida. “Solo quedan dos socios fundadores vivos, que se encargaban del montaje, los años pesan; hay muchos gastos. No ha sido fácil, no se ha hecho el paso de una generación a otra, pero nos quedamos con los momentos vividos”, explica con nostalgia a Viva Jerez, que no descarta que en un futuro una versión renovada de esta emblemática caseta. “Siempre nos podemos juntar los hijos de los socios y montar un nuevo Disco Rojo, pero también hay que decir que el grupo de amigos eran ellos”, señala para referirse a su padre y su pandilla.
Y es que detrás de El Disco Rojo no había una peña ni una asociación, simplemente los amigos de siempre. Ahora comienza una nueva etapa y entienden que el Ayuntamiento “premie” la trayectoria de otras casetas como La Penúltima tras muchos años ocupando otro lugar en el recinto ferial.
Pero, ¿a qué se debió el cambio de sitio del Disco Rojo en la edición frustrada de 2020? Según fuentes municipales consultadas por este medio, la nueva situación respondió a una penalización por una infracción en la edición de 2019 relacionada con el incumplimiento de la Ordenanza Reguladora de la Feria. Una decisión que en el seno del Disco Rojo, donde no les consta tal sanción, recibieron con “con sorpresa”.
