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Julieta, la chimpancé que pasó a una mejor vida tras ser un juguete turístico en Málaga

Este primate estuvo 10 años enjaulada hasta 1999, cuando el Seprona la rescató y la ofreció al antiguo zoológico de Fuengirola, hoy Bioparc

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  • Julieta vive ahora tranquila, después de años de sufrimiento. -

Julieta es un chimpancé peculiar. Se pasó gran parte de su infancia, en los años 70, siendo una atracción turística por las playas de la Costa del Sol; todo a cambio de dinero. Pero, después, al aumentar de tamaño, estuvo una década enjaulada hasta que en 1999 el Seprona de la Guardia Civil la rescató y la ofreció al antiguo zoológico de Fuengirola, hoy Bioparc, donde vive feliz junto a otros primates.

Históricamente, ciertas especies animales han sido objeto de espectáculos circenses o ambulantes donde el espectador disfrutaba de sus peripecias y en los que previamente habían sido sometidos a un duro maltrato, sobreviviendo en pésimas condiciones fuera de su hábitat natural. Animales como tigres, leones, elefantes, serpientes o primates, entre otros, eran capturados y convertidos en mercancía para el tráfico ilegal con un claro objetivo: ser los protagonistas de una nueva función.

Este fue el destino de Julieta, una de las hembras de chimpancé que alberga Bioparc Fuengirola desde que asumió la gestión del antiguo zoológico de esta localidad malagueña. A finales de los años 70, recorría las costas españolas disfrazada y acompañada por su dueño, haciendo gracietas a los turistas que, a cambio de dinero, se hacían fotos con ella o disfrutaban de su inteligencia. En 1999, tras ser encontrada en un deplorable estado e incautada por el Seprona, fue ofrecida al parque zoológico, que aceptó sin dudarlo.

Julieta lleva más de veinte años formando parte de un grupo de chimpancés, rodeada de los suyos, junto a cuidadores y veterinarios que garantizan su bienestar y desarrollo animal. Este 14 de julio, Día Internacional del Chimpancé, Bioparc Fuengirola hace un llamamiento sobre la necesidad de protegerlos, cuidarlos y conservar su hábitat natural. Una especie que se encuentra en peligro de extinción y cuya población sufre un continuo decrecimiento.

Según la ONU, en un siglo su población en libertad ha disminuido de una forma drástica, pasando de un millón a poco más de 150.000 ejemplares. De entre todas las causas hay que destacar el tráfico ilegal, situando a los primates como el segundo grupo de mamíferos que más sufren este comercio delictivo.

"Todos esos años en soledad, abandonada y sin ningún tipo de contacto con el exterior le provocaron serios trastornos psíquicos y físicos. Estaba nerviosa, se arrancaba los pelos o se mordía los pies y las manos. Comportamientos anormales y peligrosos derivados de la situación que vivía", explica Jesús Recuero, veterinario y director técnico de Bioparc Fuengirola.

El trabajo de integración fue lento, pero gracias al esfuerzo y dedicación que asumieron el equipo de veterinaria y los cuidadores, Julieta logró participar en el grupo; se sentía más cómoda entre sus iguales y comenzó a manifestar conductas propias de su especie como acicalamientos o juegos, indica. "Con cuidados individualizados y paciencia, se atendieron correctamente las necesidades de un animal que estaba muy maltratado física y psicológicamente". Ahora, lleva una vida digna en Bioparc.

 

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