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Hay gente ‘pa to’

La vertiente de tolerancia y respeto al “próximo” que esta frase contiene podría haber sido un referente a lo largo de una historia plagada de intransigencias

Publicado: 23/08/2022 ·
20:36
· Actualizado: 23/08/2022 · 20:43
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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Dicen que esta frase se hizo “viral”, seguramente a finales del siglo XIX, aunque tomó notoriedad a raíz de un hecho anecdótico  relacionado con una real o imaginada entrevista entre el legendario Matador de Toros “El Gallo” y Ortega y Gasset. Navegando por internet es posible encontrar numerosas referencias sobre esta frase, relacionada con Ortega y Gasset, de forma que un conocido navegador, cuyo nombre comienza por G, da una cifra astronómica de “aproximadamente 240.000 resultados”. Difícil contrastar ese número mediante las visitas necesarias, aunque probablemente muchos de estos sitios en internet o documentos, se refieran al célebre pensador español Ortega y Gasset. De hecho, si se escribe en ese buscador “hay gente pa to” la cifra de resultados se multiplica por mil, algunos sin relación u otros con una tangencial como por ejemplo el tema musical “Hay Gente pa' to” del cantante Yuniel Jiménez.

Esta frase debe dar mucho juego, como así lo demuestra el volumen de referencias que se encuentran en internet, la mayoría de ellas relacionadas con el origen de la misma. En este sentido, más allá de comprender que evidentemente las frases “lapidarias” suelen ser atribuidas a personas concretas, en general todas ellas existirían con anterioridad y el posible “mérito” de estas “personalidades” sólo resida en haberlas hecho suyas, aunque sea inconscientemente.

El habla es patrimonio del conjunto de las personas hablantes y se recrea constantemente. Sobre el origen de la frase y su relación con Ortega y Gasset se cuentan al menos dos anécdotas. La ya citada del encuentro del filósofo y Rafael Gómez Ortega “El Gallo”, y otra, sin la presencia de Ortega, recogida en el periódico El País del 5 de enero de 1986, en la sección “carta a la directora” que atribuye el origen de la frase a otro Rafael, también matador “mítico” como el primero: Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”. Fernando R. Quesada, en agosto, 2015 cuenta lo siguiente: <Pedro Salinas, el insigne poeta de la Generación del 27, publicó el ensayo LA GRAN CABEZA DEL TURCO O LA MINORÍA LITERARIA, en la revista mejicana CUADERNOS AMERICANOS. Lo hizo en dos entregas que aparecieron en 1945 y 1946. En el epígrafe titulado ¡OH, TORERO, MODELO DE COMPRENSIÓN! cuenta la anécdota en los siguientes términos: un reputado histólogo madrileño de visita en Córdoba, le fue presentado a Lagartijo por un catedrático de Instituto, amigo de ambos. Cuando el profesor le explicó al torero en qué consiste el trabajo de un histólogo, éste repuso -“Ná, ná, don Fernando, que azí ez er mundo. ¡Hay gente pa’tó!”- Evidentemente el encuentro entre Ortega y Lagartijo no parece que ocurriera ya que en 1883 se produce el nacimiento del primero coincidiendo con la retirada de los ruedos del segundo.

Que haya tantas referencias a esta frase indica que el interés que despierta excede como mucho el origen de la misma. Ya que en cuatro palabras se encierra el enunciado de una evidencia: la inmensa diversidad del género humano. ¿Que otro sentido tendría la meritada frase? Aunque dependiendo de los múltiples contextos donde se utilice puede trasmitir varios significados. Ante una barbaridad cometida por una persona, por ejemplo. Cuando se conoce a una persona que tiene aficiones raras o exóticas. Cuando alguien acomete una empresa muy complicada que se antoja imposible… en resumen cuando el comportamiento humano no es comprensible por quien así se manifiesta. La vertiente de tolerancia y respeto al “próximo” que esta frase contiene podría haber sido un referente a lo largo de una historia plagada de intransigencias cuyo objetivo era extirpar cualquier comportamiento “inadecuado”, “herético” o simplemente discordante con el pensamiento único impuesto a punta de bayoneta. En esos contextos autoritarios está claro que no era posible que hubiera “gente pá tó”.

Fdo Rafael Fenoy Rico

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