El topónimo Algeciras proviene del árabe al-Yazīra al-Haḍra cuyo significado es Isla Verde que, tras el atentado yihadista, se ha teñido de luto. El horror, causado por un fanático, se instaló el miércoles por la tarde en las iglesias de San Isidro y La Palma, ambas en el centro de la ciudad. No es la primera vez que esa zona es objetivo de los terroristas. Precisamente, en 2005, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, ahora ministro del Interior, envió a prisión a un marroquí de 40 años que preparaba un atentado contra uno de los ferry que unen Ceuta con Algeciras. Fue poco después de los atentados del 11-M en Atocha. Fue la acción de los terroristas. La reacción del Estado: incrementar los efectivos de inteligencia, entonces del CESID ahora del CNI, hasta el punto de que los espías buscaron una sede más amplia abandonando la que ocupaban en la Residencia Militar Fuerte Santiago.
Desde entonces hasta ahora, Algeciras, con una notable presencia de residentes musulmanes y un trasiego de decenas de miles de magrebíes que transitan por la ciudad durante la operación Paso del Estrecho, no ha sufrido atentado alguno hasta que el marroquí Yasine Kanjaa, de 25 años, asesinara presuntamente a David Valencia, sacristán de la Iglesia de La Palma, y causara heridas de consideración al sacerdote Antonio Rodríguez.
La radicalidad de un cruel alienado no va a alterar la ejemplar convivencia entre la comunidad musulmana y la católica en ese municipio campogibraltareño. El incremento del número de marroquíes que residen en Algeciras ha sido constante durante las últimas décadas hasta el punto de que algunas partes de la ciudad, especialmente la zona baja y los alrededores del mercado Ingeniero Torroja, se han convertido en una especie de barrio magrebí. Esa situación no ha impedido que musulmanes y católicos compartan espacios y tengan vida en común.
Tras lo ocurrido, solo cabe esperar la finalización de la investigación, coordinada por la Audiencia Nacional, para conocer si realmente ha sido un lobo solitario o existe algún tipo de organización tras él, y reclamar calma para que lo conseguido durante años no lo tire al traste la intransigencia de un criminal. Existe un gentilicio popular para los algecireños. Se les conoce como los especiales y lo son también por su tolerancia y humanidad. Ténganlo en cuenta.