El tiempo en: Vélez-Málaga

A curarse en salud

Sin pediatra 20 años, ¡sin perdón!

La vida sigue igual 20 años después y en todos los años que he ejercido en la Casa del Mar, son muy, pero que muy poquitas, las reclamaciones que he visto...

Publicado: 13/03/2023 ·
08:44
· Actualizado: 13/03/2023 · 08:44
  • Una pediatra. -
Autor

Fernando Arévalo Rosado

Médico. Colaborador en Viva Barbate, Radio Barbate, Portal de Cádiz, SER deportivos, Onda Conil y Canal Sur (Salud al día)

A curarse en salud

Fernando Arévalo Rosado ofrece consejos y actualidad de salud sin jerga médica

VISITAR BLOG

Resulta por lo menos curioso, por llamarlo de forma suave, acercarse al centro de pediatría de Barbate y que precisamente sea que lo que no encontremos, ni un solo pediatra en las tres plazas ofertadas. Es como ir a un centro de psicología y no tener psicólogo, o ahora que llegan las elecciones, no tener alcalde en el Ayuntamiento. Todavía este dato, de la ausencia de facultativo especializado en pediatría, se agrava más cuando hablamos de algo tan importante y valorado como la salud. Pero voy más allá, se trata de la salud de los que supuestamente más queremos, aquellos por los que nos damos tantos golpes de pecho: nuestros hijos. Se ha convertido ya en algo habitual la ausencia de pediatra en Barbate dentro de una oferta del SAS que debería estar cubierta. La cubren, bien médicos de familia, o bien licenciados en medicina, que hacen una labor extraordinaria, pero que, sin duda, necesitan de un especialista para la atención de los menores. Igual que existe un médico para la familia, debe existir un médico para la infancia porque los niños no son adultos jóvenes, ni hombrecillos pequeños. No se pueden extrapolar los conocimientos de medicina a la pediatría en muchos casos.

Antaño en nuestro pueblo había hasta dos pediatras en la ‘Casa del Mar’. Por un lado, D. Antonio Fernández Zafra, que pasaba consulta por los usuarios marineros que se conocían como ‘del mar’, que pertenecían al régimen especial del mar, el ISM (Instituto Social de la Marina); y, por otro, D. Eduardo Arévalo Herrero, que pasaba consulta al resto de pacientes que se conocían como ‘los de tierra’, que es el actual (SAS) Servicio Andaluz de Salud.

Estos dos pediatras estaban reforzados, además, por un médico de familia que pasaba por la tercera plaza de pediatría, en este caso mi buen amigo y mejor persona D. Fernando Zambrano Barea. Este servicio pediátrico casi aseguraba que la atención a la población infantil menor de 14 años estuviera garantizada en el mayor número de horas del día. No me remito tampoco al pasado más lejano, que hasta tenía guardias nocturnas el pediatra de manera localizada, e iban a su domicilio para avisarle por algún paciente pediátrico enfermo.

Después de vivir esta situación lógica en una población de unos 22.000 habitantes, con alta frecuentación de las consultas pediátricas, resulta que D. Antonio Fernández pide traslado, y en julio del año 2003 D. Eduardo Arévalo, se jubila, convirtiéndose en el último pediatra que ha habido en Barbate. Desde ese mismo verano, las consultas de pediatría se quedan sin su inquilino especializado. Huérfanos, nunca mejor dicho, de un especialista en la materia.

La vida sigue igual 20 años después y en todos los años que he ejercido en la Casa del Mar, son muy, pero que muy poquitas, las reclamaciones que he visto por la ausencia de pediatra. Sin duda, no trato de menospreciar la labor de mis compañeros que ocupan esa plaza, al contrario, la ensalzo porque la tarea es dura y el número de pacientes elevadísimo, y seguro que ellos coinciden conmigo en la necesidad de un especialista en pediatría. Por esa misma razón escucho a mi padre decir “no es fácil auscultar un niño mientras está llorando, diagnosticar un soplo, saber de qué tipo y si es funcional o patológico”, o me quedo embobado ante toda una exploración de reflejos, abdominal, fontanela, maniobras o signos clínicos que hay que hacer en una exploración y que pueden ser normales o patológicos. Por eso existe un control de niño sano que tiene que ser realizado por un pediatra, para prevenir o diagnosticar enfermedades que a simple vista parecen dentro de la normalidad.

Como anécdota, contaré una llamada que me hicieron desde el centro de pediatría cuando mis hijos eran pequeños en la que me notificaban muy acertadamente que mis hijos tenían la vacunación correcta y todos los controles adecuados, pero que no habían acudido al control del niño sano al pediatra. Al identificarme y conocerme me contestaron: “no he dicho nada, esos niños son de los pocos en Barbate que los controles se los realiza un pediatra y el mejor que ha habido en Barbate”. No sé si el mejor, para mi sí, pero desde que se jubiló, Barbate se quedó sin pediatra. Ahora se cumplen 20 años y toda la población seguimos consintiendo tal atrocidad. Por eso no se me ocurrió para este artículo mejor título que considerar nuestra dejadez como: IMPERDONABLE.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN