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Doce personas mueren cada día en Europa esperando un órgano

Cerca de una docena de enfermos fallecen cada día en Europa a la espera de un órgano que podría salvar su vida, una cifra que se podría reducir con más información pública, según las principales organizaciones de pacientes y trasplantados.

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Cerca de una docena de enfermos fallecen cada día en Europa a la espera de un órgano que podría salvar su vida, una cifra que se podría reducir con más información pública, según las principales organizaciones de pacientes y trasplantados.

Según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), España, el país con mayor tasa de donantes del mundo, es además el único lugar en el que, año a año, aumenta el número de personas que ceden sus órganos a un enfermo.

Durante el año pasado 1.605 donantes hicieron posibles 4.028 trasplantes en España, casi la mitad de ellos de riñón.

El modelo español de trasplantes es, de hecho, tan exitoso que hace escasos días la Unión Europea aprobó una directiva basada en el sistema español y que, según la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, salvará 20.000 vidas al año en Europa.

Con motivo del Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos que se celebró ayer, la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (Fneth) colocará mesas informativas en toda España para sensibilizar al mayor número de personas posible e informarles de las necesidades de los enfermos que viven a la espera de un órgano.

La Alianza General de Pacientes (AGP) también dedicará el día a animar a la población a hacerse donante y sobre todo a subrayar la importancia de informar a los familiares, ya que en muchos casos la familia no sabe cuál es la voluntad del ser querido.

De hecho, según datos de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades Renales (Alcer), el 17% de las familias acaba negándose a que los órganos del fallecido sean donados porque desconocían su voluntad.

Por ello, esta federación pidió ayer a las familias que mantengan “una comunicación fluida” porque “en demasiadas ocasiones los familiares de un fallecido desconocían su voluntad sobre si quería o no donar sus órganos”, algo que puede ralentizar la burocracia necesaria en un trasplante y que, por tanto, “puede traducirse en una pérdida de vidas”.

Para evitar confusiones, la tarjeta de donante es el documento más claro que certifica que el fallecido deseaba ser donante y que permite a los profesionales sanitarios extraer los órganos.

Todas estas asociaciones explicarán ayer a los ciudadanos que también se puede ser donante en vida, algo que hasta ahora se ha utilizado poco pero que ha ido en aumento en los últimos años.

Según datos de Alcer, hace diecinueve años, en 1991, se hicieron dieciséis trasplantes de este tipo y en 2009 el número de intervenciones llegó a las 235, el 10% del total de trasplantes, frente al 36,3% de los que se hacen en Gran Bretaña.

La mayor parte de este tipo de trasplantes proceden de mujeres (66,7%) y el 57,1% de los receptores son hombres, principalmente hijos del donante (45%), cónyuges (31%), hermanos (16%) y padres del donante (4%).


El reto es aumentar los donantes vivos


El reto de los trasplantes en España, líder mundial por tasa de donantes fallecidos con más de cuatro mil en 2009, es aumentar las donaciones de vivos, inferiores a las de los países nórdicos o EEUU, según destacó Dolores Burgos, presidenta de la Sociedad Andaluza de Trasplantes.

Burgos es miembro de la directiva de la recién creada Sociedad Española de Trasplantes (SET), que esta semana celebra en Sevilla uno de sus primeros actos con la organización del primer Congreso Nacional de Trasplantes.

La presidenta de la SAT destacó que en España se ha alcanzado ya el tope de donaciones de órganos de fallecidos.

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