Una Europa League con la que nadie contaba. Levantar el segundo trofeo más prestigioso a nivel de clubes tras empezar el año "coqueteando" con el descenso es una transformación ganadora al alcance de muy pocos.
El Sevilla sacó así su billete para la final de la Supercopa de Europa que se jugará en Grecia el próximo 16 de agosto, donde buscará otro “imposible”: vencer al equipo más en forma del momento.
Es un reto mayúsculo, seguramente uno de los más grandes en la historia del club, pero el Sevilla sabe que a 90 minutos todo es posible, y Pep no se confía: “Me quito el sombrero con el Sevilla, es increíble lo que ha hecho en Europa League”.
La fortaleza 'citizen'
Enfrente estará el equipo más dominante y temido de Europa, la máquina perfecta diseñada por Guardiola, que buscará uno de los pocos títulos que todavía no ha logrado con el club inglés.
El Manchester City aparecerá con algunas caras nuevas tras las incorporaciones de Gvardiol y Kovacic y las salidas de Gundogan y Mahrez, pero su gran amenaza sigue siendo la misma: el dúo De Bruyne-Haaland.
Aún así, el equipo de Pep ha demostrado mayor dominio en competiciones largas que en finales. Sin ir más lejos, la semana pasada cayó ante el Arsenal en la final de la Community Shield, y en la final de la Champions League ya vimos sufrir a los ingleses durante varios tramos del encuentro ante el Inter de Milan. El Sevilla tiene razones para creer.
De acuerdo con los analistas, la forma de defender del Inter es la que más se le resiste al equipo de Pep: un señuelo de presionar arriba pero sin llegar a hundir la línea defensiva muy atrás. Algo diferente a lo que propone Mendilibar, que opta por presionar “a tumba abierta” a todos sus rivales.
Las opciones rojiblancas
El Manchester City es un equipo con muchas virtudes y pocos defectos, ante el que cuesta no sentirse incómodo. Pero no ha terminado de consagrarlo en Europa, donde quizás el factor emocional pesa demasiado y la inexperiencia juega malas pasadas.
Todo lo contrario al Sevilla, que se crece en lo emocional y en la adversidad. Los de Nervión saben por dónde pasan sus opciones y buscarán aferrarse a ellas. Es solo un “imposible” más en una lista interminable.
