El citado terreno está ocupado por un refugio de perros y gatos recientemente validada por la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca como refugio de animales, junto a una vivienda declarada ilegal por parte del Ayuntamiento, que la ha precintado en fechas recientes por levantarse supuestamente sin la correspondiente licencia.
La razón de esta cruzada emprendida por Amaya Zambrana es que los animales que la propietaria cuida en la parcela provocan reiteradas molestias a su familia. La más grave, los trastornos ocasionados a su hijo pequeño de cuatro años, aquejado de una alergia al pelo de gato y ácaros diagnosticada por su pediatra, y que ha tenido que ser atendido en varias ocasiones por la proximidad de los felinos. Asimismo, denuncia que tanto él como su familia no pueden descansar a causa del ruido originado por los animales.
En consecuencia, el padre del menor afectado declara haber interpuesto varias denuncias en lo que va de año, entre ellas una solicitud de inspección a la Gerencia del Área de Gestión Sanitaria del Campo de Gibraltar, a la Delegación Provincial de Medio Ambiente de Cádiz, donde se hacía referencia a una posible usurpación de la vía pecuaria, y Agricultura y Pesca.
Esta última institución, pese a tener conocimiento por escrito del trastorno del niño, habría concedido la catalogación de la parcela como refugio.
Zambrana asevera que la vivienda ahora ocupada por la dueña del refugio se construyó en estos últimos años, y que no es fruto de la reforma de una propiedad anterior. Para ello aporta pruebas fotográficas en las que se puede observar una especie de pajar que, según sus palabras, fue derruido para levantar posteriormente un chalet de unos 200 metros.
Por último, en días recientes Zambrana registró un escrito en el Ayuntamiento recordando a la autoridad municipal que “según la Ley no está permitido que haya núcleos zoológicos a menos de 200 metros de viviendas habitadas” y se solicita el “desalojo” de “todos estos animales” que provoca “daños personales” a toda la familia.