Jaén ha colgado el cartel de “se vende”. Tras dos años y medio de gobierno popular bajo la batuta de José Enrique Fernández de Moya, la promesa de un mandato centrado en los problemas de los vecinos y de la ya olvidada ‘micropolítica’ se ha traducido en el exiguo esfuerzo para pagar cada mes las nóminas de los trabajadores del Ayuntamiento. En los últimos meses, el Ayuntamiento de Jaén ha anunciado la privatización y venta de los dos cementerios municipales y de los tres únicos aparcamientos rentables de la Empresa Pública de Aparcamientos y Servicios (Epassa): el de ‘La Victoria’, el de San Francisco y el de ‘La Alameda’.
Los primeras señales que alertaban de la situación comenzaron en el anterior mandato de coalición entre PSOE e IU, que pretendía de convertir Epassa en una sociedad mixta. Sin embargo, con el cambio de gobierno y la llegada del PP las campanas dejaron de sonar hasta que un nuevo tañido removió el pasado. El Ayuntamiento y su Patronato de Cultura eran incapaces de mantener y programar en el Teatro Infanta Leonor, por lo que se comenzaron a dar los primeros pasos para privatizar su gestión, sin aportación alguna municipal, y aún pendiente de que se publique el pliego de condiciones.
Le siguió el servicio de farmacia y laboratorio municipal que terminó por desmantelarse definitivamente a lo largo de este mandato.
Después fueron los cementerios, al principio como una vaga opción, pero más tarde cuando la situación de ruina del cementerio de San Eufrasio hizo que redoblaran las campanas, el equipo de gobierno del PP anunció su privatización, que según adelantó este periódico será a través de una concesión administrativa por 50 años, instando a la empresa adjudicataria a hacerse cargo de la rehabilitación del cementerio antiguo, cuyo coste puede rondar los 12 millones de euros. Esta cicunstancia hace inviable la gestión a no ser que el camposanto de San Eufrasio, declarado Bien de Interés Cultural vuelva a ponerse en servicio para albergar enterramientos.
Aparcamientos
Pero el gran repique de campanas sonó cuando el gerente de Epassa, Juan José Jódar, hizo pública la intención de “redimensionar” la empresa pública, o lo que es lo mismo, vender los tres aparcamientos más rentables de la ciudad por 13,9 millones de euros, sin ni siquiera alcanzar a liquidar la deuda que alcanza los 20 millones de euros. Sin embargo, la opción elegida, tal y como han denunciado desde la oposición en el Ayuntamiento es que se trata de una venta y no de una concesión administrativa a 50 o 75 años, que terminaría revirtiendo de nuevo en la ciudad.
En cuanto a la redimensión de Epassa, que tendría que refinanciar la deuda restante, aún de seis millones de euros, se trata de recuperar dos servicios que el Ayuntamiento dejó en su día, la ‘zona azul’ de aparcamientos y la grúa municipal y el depósito. El segundo de ellos fue abandonado en su día ante la negativa de los propietarios de grúas de la ciudad de trabajar para el Ayuntamiento dada la elevada deuda que acumulaba con ellos.
Primero fue el servicio del agua, luego el de recogida de basura, ahora el de cementerios y el de aparcamientos públicos, la gestión del teatro, la de la iluminación, el mantenimiento de los semáforos y fuentes ornamentales... Poco a poco los ayuntamientos privatizan los servicios públicos que históricamente ofrecieron a los ciudadanos y que abandonaron al calor del crecimiento urbanístico y del ladrillo, la mayoría de ellos, rentables para las empresas concesionarias en la actualidad, pero molestos para los consistorios. Y mientras llega el gran maná del Gobierno de España en forma de refinanciación de la deuda del plan de pago a proveedores, Jaén está en venta. n
