El fin de las aceiteras

El Consejo de Ministros último ha aprobado al fin la próxima desaparición de las aceiteras, una medida que el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos tumbó en contra de opiniones muy razonadas porque pesaron más en aquel momento las presiones de países como Alemania y Reino Unido, sin tener en cuenta los intereses del principal productor, con lo que nos dieron una gran bofetada al mostrarse la UE, una vez más, ajena a la defensa de nuestros sectores productivos. El mundo del aceite de oliva no se había olvidado de este desaire, que es al tiempo una antigua exigencia, y lo ha seguido reivindicando con el apoyo de instituciones que valoran la importancia de preservar la calidad en nuestro oro líquido. Ahora el Ministerio de Agricultura, que tiene a su cabeza a un político que conoce bien el sector, Miguel Arias Cañete, lo ha aprobado para el territorio español, que es justamente lo que se estaba demandando, con lo cual en poco tiempo tendrán que desaparecer todas las aceiteras rellenables en la hostelería, decisión que al menos en nuestra provincia ha de ser acogida con un amplísimo consenso por la sencilla razón de que favorece la calidad y la imagen. Era un paso muy apropiado para colocar el buen aceite de oliva en su sitio, pues aunque en bares y restaurantes se ha avanzado en los últimos años y por lo general se consumen buenas grasas, todavía quedan desaprensivos y por tanto merecía la pena imponer una medida tajante para evitar fraudes y hacer una piña en la defensa de nuestros intereses. Un asunto sensible en el que Arias Cañete ha jugado a favor del prestigio del producto estrella de Jaén