El Tuenti Estudiantes ha dado hoy un paso de gigante para consolidar su salvación en la liga ACB tras vencer con claridad a un desdibujado Bruixa d'Or Manresa (74-81), que se encuentra en plena crisis interna, sobre todo desde que en la jornada anterior el equipo firmara un ridículo en la pista del colista Valladolid.
Tras la enésima derrota en el Nou Congost que consolida al Bruixa d'Or en la penúltima plaza de la liga, los aficionados locales mostraron su desencanto, algo que no es demasiado habitual en esta pista, muy acostumbrada, he incluso conformada, a la inferioridad de su plantilla producto del bajo presupuesto respecto al resto de competidores en la ACB.
El equipo de Borja Comenge empezó conjurado a dar una buena imagen con más empuje que su rival, aunque en el primer cuarto se topó con un exmanresano muy enchufado en ataque: el esloveno Uros Slokar (10 puntos en 8 minutos).
Los locales planteaban defensas alternativas, con zona tras canasta propia, y en ataque anotaban con cierta facilidad, pero sólo cuando no se trataba de una ofensiva no estática.
Sin embargo, Txus Vidorreta encontró pronto la solución a los problemas de su equipo, mandó a sus bases un mayor control del ritmo de juego y el agotamiento de posesiones. Consiguió, además, que su equipo se esforzara una marcha más en el rebote ofensivo con lo que Estudiantes tomó el mando (28-37, min. 15) y ya no lo cedió ni una sola vez hasta el final.
Banic, Nogueira y Slokar se hacían amos y señores de la zona local con más rebotes ofensivos de los que el equipo manresano podía sumar en su casilla de defensivos. Conclusión: el Manresa no sumaba velocidad y, desde esa virtud, y con la buena dirección de Colom y un inspiradísimo Miso, Estudiantes ya sólo tuvo que ir dejando pasar la mañana y comprobar cómo los manresanos se iban ahogando en su propia ansiedad.
En ansiedad, y en cierta desidia de hombres claves de la temporada como Darrell Monroe (uno de los sancionados tras la derrota en Valladolid) y, también, por la falta de acierto de hombres clave como el anotador Marcus Erikson que sólo metió sus canastas cuando ya no servían para casi nada.
Al descanso Estudiantes llegó en media de casi cien puntos (40-49) y cinco minutos después de la reanudación lograba ya su máxima renta (43-58). El Manresa siguió trabado pero sin ideas ante el silencio disconforme de la grada; mientras que Estudiantes, se crecía en su ánimo que no en su buen juego, porque, tampoco necesitó firmar una gran segunda mitad.
Pero el objetivo de Vidorreta no era lucirse si no sumar, y eso sí lo supo hacer su equipo, manteniendo la calma sobre todo en algunas de las pocas ocasiones en que los locales se acercaron e incluso lograron cruzar la famosa barrera psicológica de rebajar la desventaja a menos de diez puntos.