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Jerez

La \'revolución\' de Lucía Caram hace escala en Jerez

Dice que el “sistema” está “enfermo” y que, por ello, es preciso un “cambio radical”

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El salón de actos de La Salle-Buen Pastor y el complejo museístico de La Atalaya se han convertido estos dos últimos días en nuevos territorios conquistados por Lucía Caram, la televisiva religiosa argentina convertida de un tiempo a esta parte en azote permanente de la clase política. El miércoles por la tarde participó en una mesa redonda promovida por Intermón Oxfam, mientras que ayer colgó el simbólico cartel de no hay billetes en una conferencia organizada por #1mayoemprende  en colaboración con Acoje y el propio Ayuntamiento.

Caram es una persona singular, como prueba el hecho de que tras el acto del miércoles fuera a visitar una bodega para posteriormente hospedarse en un céntrico hotel. Y es que, como ella misma advierte, su convento de clausura es “el mundo”. Eso sí, arrasa allá donde va y Jerez, como hace apenas unos días ocurriera en Badajoz o en Mérida, no iba a ser una excepción.

Sor Lucía -como la llaman sus seguidores- lanzó una dura arenga contra el sistema capitalista, exigiendo entre otras cosas “auditorías sociales” para saber “qué se ha hecho” estos últimos años “con nuestro dinero”. Inició su prolongada intervención advirtiendo de la importancia de que la sociedad se una y no pierda la “serenidad” en un momento como el actual, caracterizado por un “sistema enfermo que está excluyendo a mucha gente la posibilidad de disfrutar de una vida feliz”.

La “medicina” que propone para sanar al “enfermo” no es otra que “sentido ético y dignidad”, promoviendo un “cambio radical”. “Estamos decepcionados, entristecidos y sentimos rabia, pero no podemos dejar que nos roben la esperanza y nos maten la alegría. Es momento de ponerlo todo en cuestión”, subrayó.

Caram entiende que la sociedad ha despertado de un largo letargo, de un periodo en el que “parecía que éramos borregos que cada cuatro años iban a votar”. “Ahora hemos descubierto que no sólo podemos rajar en la cocina o en la barra del bar, sino que podemos salir a la calle para crear un nuevo país”, añadió.

Todo ello es producto, a su juicio, de las “prácticas obscenas de corrupción”, que han llevado a la sociedad “al límite”, algo que “no es culpa” de los ciudadanos y que les ha asestado una “herida de muerte” en su “confianza”. La reacción de la ciudadanía ha llegado cuando “vimos más cerca que nunca el rostro de la pobreza”, cuando la sociedad fue consciente en definitiva de que estaba “ante un problema creciente” y que “no era posible mirar hacia otro lado”, por lo que comprendió que “había que hacer algo”.

El 15-M, el inicio de una nueva era

Lucía Caram colocó al movimiento 15-M como el embrión de la “revolución” que ahora se vive. A su juicio, aquellas concentraciones eran la prueba palpable de que la ciudadanía “empezaba a estar cansada”, convirtiéndose la crisis económica en “un factor de movilización”.

Superada esta fase, ahora ha llegado el momento de la “movilización activa”. “Es un momento complicado, pero nos tenemos que comprometer absolutamente todos. Hay muchos a los que la crisis no le ha dado todavía un mordisco y todavía somos pocos los implicados, pero no podemos esperar a que nos toque”, apostilló.

Por si hubiera alguna duda, Lucía Caram dejó claro que “el cambio no va a llegar” de la mano de aquellos que “nos trajeron a esta situación”, mostrándose igualmente convencida de que la realidad “no se transforma de forma exclusivamente individual, sino de forma corresponsable”, lo que exige “tenacidad y constancia”.

Por este motivo, en su intervención advirtió de que este movimiento no se puede “quedar aquí”, sino que debe “dar un paso más” y “despertar a todos de la apatía”. “Se ha iniciado la gran lucha contra la injusticia institucionalizada, por la igualdad y justicia para todos. Tratemos de que esa revolución sea la de la ternura y la bondad. Somos nosotros quienes tenemos que cambiar el país. Tenemos que arremangarnos, luchar y exigir el derecho de todos. Apostemos por los políticos que quieren hacer las cosas bien”, aseveró.

El acto se inició con abucheos e insultos a la delegada municipal de Bienestar Social, Igualdad y Salud, Isabel Paredes, por parte de algunas de las personas presentes en el complejo de La Atalaya. 

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