Una familia lleva esperando meses a que la Junta de Andalucía a través de la delegación de Educación proporcione a su hija una silla-corsé que necesita con urgencia pues tiene serios problemas de movilidad.
Es tan necesaria, que ha tenido que dejar de asistir a las clases en su colegio al no disponer de ella. Un problema que precisa de una rápida respuesta y que, además, es fácil de preveer puesto que la niña usa esta silla desde hace años y se trata tan solo de un cambio de talla debido al lógico crecimiento, lleva meses intentando arreglarse.
Tras reuniones, llamadas desesperadas y reclamaciones por parte de esta familia lo único que han conseguido ha sido la rabia y el hastío de comprobar como funcionan los trámites para conseguir las cosas más esenciales y básicas.
Pero todavía hay más: Un alcalde, que da su apoyo a la familia pero que tampoco soluciona nada, no decide nada al respecto. Podría haber adelantado, quizás, el maldito dinero para adquirir la silla, podría haber movilizado personal especializado para la atención de la menor, al menos mientras la solución definitiva llegaba. No, tan solo muestra su apoyo.
Una Diputación, que ni está ni se le espera. Maneja millonarios presupuestos pero que cuando más se necesita nunca tiene dinero ni competencias. Los contribuyentes necesitamos soluciones y deseamos que nuestro dinero sirva para eso.
Una mancomunidad de municipios, que tampoco sirve para estos casos, se ocupa de otros menesteres sin que los contribuyentes sepamos a ciencia cierta cuáles son. También esta entidad nos cuesta un pico, pero los ciudadanos de a pie ignoramos si sirve para solucionar algún problema o para mantener a unos cuantos.
¿Son estas las instituciones que los ciudadanos necesitamos? ¿De verdad las cosas no pueden hacerse mejor? ¿Todos estos ingentes recursos no pueden gestionarse de una forma más eficaz? ¿Cuántos miles de millones se están perdiendo en mantener unos aparatos burocráticos, unos entes, que no solucionan los problemas de las personas? ¿Cuántas ayudas a la dependencia, cuántas ayudas en servicios sociales, cuántas becas a jóvenes se podrían dar con un gasto público más racional?
Me he referido a un caso concreto por ser tristemente actual, pero todos sabemos que es uno más de los miles que suceden. Mientras los responsables políticos no se convenzan que la administración y todos sus recursos están, con arreglo a la ley, para servir a los ciudadanos, para atender sus necesidades y solucionar sus problemas seguiremos sufriendo estos sucesos.
Desenlace: Tras salir en prensa el problema que sufre la niña, un diputado autonómico de un partido que gobierna en la Junta llama por teléfono a alguien de la Delegación de Educación y… los responsables anuncian que en breve se facilitará este corsé a la niña. (¡!!!) ¿Es así como funcionan las cosas?
Los ciudadanos estamos al arbitrio de que alguien con poder, ¿alguien influyente decida llamar para que un trámite se resuelva? Entonces, si esto es así, bien podía haberlo hecho antes, unos meses antes.
PD: El presupuesto de la Mancomunidad de la Bahía es de 3.126.281de euros (la mitad en personal) El de Diputación es de 246.602.443 euros (casi la mitad en personal) La silla-corsé que necesita la niña cuesta aproximadamente 800. (A día de hoy todavía no la tiene).