Aunque la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta, UDEV, de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación de Pilar Manzano Gómez, la mujer hallada muerta en su domicilio de la calle Columela, donde falleció hace cinco años, en noviembre de 2010, las primeras pesquisas hablan de muerte natural a expensas de lo que dicte la autopsia que se le está realizando. Según fuentes cercanas a la investigación, el cuchillo de grandes dimensiones, que fue encontrado cerca de la cama donde yacía su cuerpo, no tenía rastros de sangre.
“Además”, indican estas fuentes, “la casa estaba llena de cuchillos, y otros muchos objetos, todos en un desorden cercano al caos”, lo cual “nos remite a la enfermedad psicológica que padecía esta mujer”.
Si de confirmarse las primeras hipótesis, es decir, que la mujer murió por causas naturales, el caso nos remite a una situación aún más desconcertante si cabe, al menos, a una situación que revuelve los cimientos de la sociedad. Hablamos de la soledad. Y es que lo que extraña de este caso es la constatación de que alguien pueda morirse en su casa sin que nadie, ni familiares, ni amigos, ni vecinos, se percaten de ello. Que nadie la eche de menos, que nadie se interese por su situación durante cinco años. Y lo que es aún más inquietante, si no fuera por las obras de rehabilitación del edificio y por la curiosidad de un obrero, esos cinco años podrían haberse convertido en muchos más.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, INE, referentes al año 2013, en España hay 18.217.300 hogares, de los cuales 4,4 millones estarían ocupados por una sola persona, o lo que es lo mismo, el 24,2 por ciento del total de hogares son unipersonales. Así, 2,6 millones de estos hogares estarían habitados por personas mayores de 65 años que viven solas y 1,8 millones por menores de ese baremo de edad. Y haciendo caso a la tendencia de envejecimiento de la población española, el número de hogares donde solo viven una persona mayor sigue en aumento.
En Cádiz, se habla de un 22 por ciento de viviendas unipersonales, en los que viven, según organizaciones como Cruz Roja, muchas personas mayores que apenas reciben atención. Una situación que se agrava en las grandes capitales. Por ejemplo, en Madrid murieron en soledad 101 ancianos entre enero de 2010 y abril de 2011, tal y como publicó en su día El País. Unos datos como para alarmarse.
Pero hay más datos que hablan sobre la soledad de las personas mayores y no tan mayores. El número de mayores de 65 años que viven solos crece un 25 por ciento en los últimos diez años, tal y como recoge el citado INE.
Pero centrémonos en el suceso que hemos vivido en Cádiz. Para ello, hablamos con Manuel Guirola, el obrero que descubrió el cadáver de Pilar Manzano Gómez. Guirola nos cuenta que pasó “un poco de susto, sí, pero vamos, lo que ocurrió es que estábamos rehabilitando los balcones de esta vivienda y cuando llegamos a la altura del piso en cuestión, estaba entreabierto, pero como había que quitar unas cosas del mismo abrí la ventana y supuestamente había un cadáver sobre la cama, pero no me podía creer que fuese eso, un cadáver, pero cuando me fijé bien pues supe que efectivamente así era”.
“Lo único que había eran excrementos de palomas, no había mucho olor. No tenía un olor intenso a descomposición, más bien olía a excrementos de paloma”, indicó Guirola para añadir que “la habitación estaba desarmada, con mucha basura acumulada, pero estaba oscuro y no pude fijarme mucho. En el suelo se veían periódicos, mantas, ropa, todo desordenado, era un caos”, lo que podría confirmar que la mujer padecía el síndrome de Diógenes.
Manuel Guirola insiste en que “la sensación que tuve fue de asombro, era la primera vez que pasaba algo así y espero que sea la última. Y es que no me esperaba encontrarme un cadáver en una cama porque supuestamente allí no vivía nadie. Ya habíamos trabajando antes en el edificio y no nos esperábamos eso”.
También hablamos con Carmen Vega, vendedora de la ONCE, y amiga de la fallecida. “Yo a Pilar la conocía porque llevo aquí muchos años (en un puesto de la ONCE) y era amiga mía. Era amiga de todos”, comenta para añadir “vivía en el segundo piso y solía bajar a las diez de la mañana y se daba una vuelta y saludaba a todo el mundo. Ella durante mucho tiempo salía con su madre, que es de una familia muy conocida en Cádiz, porque en sus tiempos regentaban aquí una mantequería, Casa Manganeli, que lo llevaba su abuelo. Hasta que su madre enviudó y se quedaron las dos solas en esa vivienda. Pero con el tiempo la madre se puso mayor, se le fue un poco la cabeza y ella tenía que cuidarla”.
Según Carmen Vega, “ella bebía y se mareaba, creo que tenía problemas psicológicos. Varias veces se había caído por las escalares y teníamos que ayudarla. Incluso la ambulancia tuvo que venir varias veces porque se hacía mucho daño. La cosa fue empeorando y me cogió manía porque le decía que tenía que dejar la bebida”.
“Un día que la acompañé a su casa, nos encontramos con su madre inconsciente, pero Pilar no estaba ya bien por aquella época y no se había dado cuenta. Por lo tanto, tuve que llamar a la policía y los agentes se llevaron a su madre al hospital”, relata Carmen Vega.
Pero lo más destacable, es que, tal y como comenta Carmen Vega, “ella se despidió de todo el mundo, del cura, de los vecinos, de toda la gente de conocía, porque dijo que se había enamorado de un flautista que tocaba en la calle San Francisco. Dijo que se iba con él a Madrid. De hecho me dijeron que la habían visto en el Metro de Madrid pidiendo, pero eso no me cuadraba. Yo supe desde el primer momento que esa muchacha no iba a durar mucho. Creo que ella se quedó en su casa, se despidió de todo el mundo, y quizás por un infarto o por cualquier otra cuestión, pero no salió más”.
Eso sí, “su tía de Madrid venía y me preguntaba. Yo le contaba lo que sabía pero que me parecía muy raro, que en mi opinión pensaba que había muerto. Hablo de hace cinco años. Es raro que alguien se vaya y deje su casa ahí. Además no tenía una mala situación económica, en realidad su madre le dejó un buen dinero. Ella ayudaba a casi todos los vagabundos y a todos los mendigos que se encontraba en la calle”.
Por otro lado, reconoce que “la noticia es muy dramática porque no nos esperábamos este desenlace, aunque desde el principio pensé que había muerto. Todo el mundo la conocía, y me preguntaban mucho por ella”.
Cabe señalar que el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, ha asegurado este martes que no hubo denuncia por la desaparición de la mujer hallada muerta en su vivienda de Cádiz debido a que la víctima aseguró a su entorno que se marchaba a vivir a Madrid y que "no volvería". Sanz ha asegurado que, al margen de lo anterior, no puede "dar más detalles" sobre este caso, ya que la investigación continúa y "no se ha podido avanzar más en este asunto".
Cabe recordar que la Policía Nacional ha abierto una investigación para esclarecer las causas de la muerte de la mujer de unos 50 años cuyo cadáver fue hallado este lunes en su vivienda, ubicada en la calle Columela de la capital gaditana. Las primeras hipótesis apuntan a que la mujer habría fallecido en el año 2010, según indicaron fuentes policiales.
Según las citadas fuentes, los hechos tuvieron lugar este lunes, cuando los trabajadores de una obra en un edificio colindante observaron desde la ventana el cuerpo sin vida de una mujer en su cama, dando aviso a los servicios de emergencia, a la Policía Nacional y a los Bomberos, que accedieron a la vivienda y encontraron en el dormitorio el cadáver de la mujer en avanzado estado de descomposición.
La Policía Nacional, a través de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), ha abierto una investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte de esta persona, que aún se desconocen.