El tiempo en: Vélez-Málaga
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Sevilla

Alfonso X El Sabio, Rey Mago

La especialista en Filología Semítica, Ana González Sánchez, presenta su obra 'Alfonso X El Mago' en la que repasa los libros de "astromagia" alfonsíes, manuales y compendios del "scriptorium" o gabinete del Rey Sabio

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
  • Estatua en la Plaza Nueva -

Alfonso X El Sabio pasó la mayor parte de su vida en Sevilla, donde instaló su Corte y su gabinete de estudio, en el que se interesó por todos los saberes de su época incluida la magia, según ha dicho a Efe la investigadora Ana González Sánchez, autora de "Alfonso X El Mago".

Especialista en Filología Semítica, González repasa en este estudio los libros de "astromagia" alfonsíes, manuales y compendios del "scriptorium" o gabinete del Rey Sabio, de quien ha asegurado que "consideraba que su deber como rey era estudiar y poner sus conocimientos al servicio del pueblo; creía que era bueno y correcto instruir al pueblo; una idea muy moderna y nada medieval".

En su afán cultural careció de prejuicios "y prefería saber, viniera de donde viniera el conocimiento", ha señalado la investigadora al referirse a la Cábala que, "como todo lo hebreo era visto con sospecha; aunque eso a él le importaba bien poco".

Publicado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), "Alfonso X El Mago" dedica un epígrafe al "Picatrix", manual de magia del que el Rey mandó hacer una copia para su exclusivo uso privado, ya que, según Ana González, "se consideraba un libro peligroso" por incluir, fórmulas para librarse de enemigos, hacerse con dinero u otros relacionados con cuestiones amorosas.

Traducido del árabe, "Picatrix", según la investigadora, era un ejemplo clásico de "magia culta", en contraposición a la magia popular o brujería, mucho más sencilla y para que la que no se precisaban mayores conocimientos ni formación, ni saber leer y escribir, habilidades poco comunes en la época.

Ana González ha recordado que así como "la alquimia está en el origen de la química", la magia era "la ciencia de aquel momento" histórico.

También se ocupa la investigadora del "Lapidario" uno de los libros de la época que se conservan más completos, sobre las propiedades de las piedras para combatir las enfermedades y sobre las relaciones astrológicas de las piedras, con fines medicinales.

Igualmente ha destacado el "carácter científico", en un periodo histórico que no diferenciaba entre astronomía y astrología, de "Los Libros de Astrología" del Rey Sabio que, al igual que las "Tablas Alfonsíes" y otras de sus obras mas relevantes "permanecieron como referencia durante mucho tiempo".

La investigadora ha explicado que el sobrenombre de El Sabio se lo aplica la posteridad a Alfonso X, al que sus coetáneos conocieron con el de "El Astrólogo" y con el de "El Estrellero", éste último no carente de matices irónicos cuando era empleado por miembros de la nobleza.

Según González, Alfonso X se rodeó de miembros de la Escuela de Traductores de Toledo como algunos de los más cercanos de su Corte, entre ellos los que hicieron las traducciones del árabe de obras que, a su vez, recogían conocimientos clásicos de Roma y Grecia.

Alfonso X también estudió las artes adivinatorias, fue conocedor del tarot y de los denominados "Libros de suertes" y "En las siete partidas", ha recordado González, distingue entre los buenos astrólogos y los mentirosos o charlatanes.

Entre los aspectos más desconocidos que rodearon al Sabio, la investigadora ha destacado que se rodeara también de "personajes del círculo cabalístico castellano", algunos de ellos considerados importantes cabalistas en un momento histórico en que todo lo hebreo suscita sospechas y el menosprecio de la aristocracia y otras capas sociales.

Judíos fueron Yehudah ben Mosheh ha-Kohen, considerado el más importante de los traductores de Alfonso X, y Todros ben Yosef ha-Levi Abulafiah, uno de los judíos más influyentes en la Corte alfonsí.

La obra de Ana González refleja igualmente como por iniciativa del Rey se recuperaron y tradujeron los saberes de las distintas tradiciones mágicas y astrológicas, lo que posibilitó su posterior estudio y difusión tanto en España como en el resto de Europa.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN