La junta directiva de la Escuela de Arte ya puso el grito en el cielo cuando el pasado 13 de octubre el faldón de tejas de la cubierta del aula de dibujo se desplazó y cayó en la calle Ídolos a dos días del comienzo de curso. Entonces hablaron sin rodeos: ¿qué tenía que ocurrir una desgracia para que las administraciones arreglasen el edificio?Afortunadamente no ha sido así, aunque también hay que decir que ahora mismo la obra de emergencia que se acomete sobre la zona afectada de la cubierta que da a calle Ídolos, cerrada desde entonces, es puntual.
Por tanto, no van a terminar los problemas aunque sobre la mesa esté el compromiso de la Junta de hacer un diagnóstico para ver las patologías de este edificio del siglo XVI. Cansados de exponerse a riesgos de desplomes, tanto dentro de las aulas como fuera, puesto que la calle Ídolos es una de las vías más transitadas especialmente en horas punta de entrada y salida del centro (hay turnos de mañana y tarde), los alumnos han comenzado a moverse por su cuenta y también recogen firmas para que les hagan caso, por lo que esperan recopilar el máximo de rúbricas.
Lo han hecho casi paralelamente a los vecinos de Ídolos, que ya han dicho que están estudiando denunciar al Ayuntamiento por presunta negligencia por “estar avisados” de lo que iba a ocurrir y “no hacer nada” y han empezado a recoger firmas entre vecinos y usuarios de la calle afectados.
Como ellos, los estudiantes de Bachiller están haciendo lo propio pero dentro del centro, negándose a dar clases en aquellas aulas con severas huellas de termitas en detrimento de las vigas de las que dependen la estabilidad de los techos. Quieren que se les tenga en cuenta, aunque reconocen que ellos ya no se extrañan de estos episodios de derrumbe, pues aseguran incluso que han vivido otros peores.
“Nosotros estamos curados de espanto y lo que ha pasado nos lo veíamos venir, pero aquí han pasado cosas más graves. Hace unos años se cayó el techo literalmente de una clase que sirve de almacén; hubo suerte de que no hubiera nadie, y hay más clases con riesgo de derrumbe”, relata una alumna, que asegura que los compañeros de nuevo ingreso, en contra de los veteranos “están rayadísimos” después de los últimos acontecimientos.
A la espera de luz en la antigua EOI
A juzgar por las listas de espera que hay en la Escuela de Arte, en la que estudian casi 700 alumnos, parece que los últimos acontecimientos no han disuadido a los estudiantes de matricularse. Unas circunstancias en las que también influye el hecho de que la oferta más similar a la Escuela de Arte esté a más de 50 kilómetros. Una vez acondicionada las aulas de la planta baja de la antigua Escuela de Idiomas que les han cedido de forma provisional al haberse visto obligados a suspender clases por la falta de espacio, ahora están a la espera de que les den luz para poder empezar a utilizarlas, por lo que esperan que en un semana puedan empezar a dar clases allí. Hay que recordar que el aula de Dibujo -una de las más amplias- de cuyo techo se desprendió el faldón de tejas, sigue clausurada.