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Málaga

Aldeas Infantiles echa raíces en El Palo

La ONG inaugura, coincidiendo con el Día de la Familia, su primer Centro de Día en Málaga donde ya atiende a 27 niños de entre 6 y 14 años y 19 familias.

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  • Antonio José Rodríguez, director del Centro de Día de Aldeas -
  • La ONG inaugura, coincidiendo con el Día de la Familia, su primer Centro de Día en Málaga donde ya atiende a 27 niños de 6 a 14 años y 19 familias

En la pared de la entrada, una frase. Toda una declaración de intenciones. “Queremos un mundo donde los niños y jóvenes tengan ilusiones y sean los protagonistas de sus propios sueños”. Un reto ambicioso que recuerda cada espacio del antiguo Centro Hogar Grazalema, en la calle Clavel de la barriada de El Palo, reconvertido ahora en el primer Centro de Día de Aldeas Infantiles SOS en Málaga, y el más grande de toda España, donde gestionan más de una veintena. En breve, también abrirán sus puertas en Valencia y Oviedo.

“Aquí intentamos trabajar el pensamiento positivo y romper las etiquetas, hay que escucharles y decirles que sí se puede, hay que motivarles, cada palabra y cada esfuerzo cuenta”, asegura el director, Antonio José Rodríguez.

Coincidiendo con el Día Internacional de la Familia, la ONG inaugura hoy estas instalaciones, que echaron a andar en marzo de forma progresiva y en la actualidad atienden a 27 niños de 6 a 14 años y 19 familias del Distrito Este. Un espacio que ofrece programas preventivos en los ámbitos familiar, social, escolar y moral para evitar situaciones de riesgos y, en última instancia, no tener que llegar a la separación de padres e hijos. Clave para la asociación, que apuesta firmemente porque el niño como mejor está es con su familia.

Al frente, un joven gaditano, Antonio José Rodríguez Cárdenas, educador social y con casi siete años de experiencia en Aldeas Infantiles. El último año ha estado coordinando una aldea en Costa Rica y llega a Málaga dispuesto a afrontar la aventura de dirigir este centro de día, el cuarto en Andalucía, tras los tres con los que cuentan en la ciudad de Granada.

Los menores y sus familias llegan derivados directamente de los Servicios Sociales y los Equipos de Tratamiento Familiar del Ayuntamiento de Málaga. Se les inculca desde hábitos rutinarios, como el cepillado de los dientes tras cada comida o cómo hacer la compra y elaborar una comida, a los valores en el aula, la autoestima, el uso de las redes sociales, la comunicación con los padres y la convivencia. Porque el cambio aquí es cosa de todos. “Nuestra premisa es que cuando se registra un niño, se registra una familia”, asegura Rodríguez, que explica que el refuerzo escolar, con el apoyo de los deberes o el estudio es un pilar vital, pero también el desarrollo personal, emocional y evolutivo del niño.

Prueba de ello luce en la pared, con un gran cartel: ‘Árbol de los objetivos’. Una forma de trabajar con cada menor los retos que tiene por delante: hacer los deberes, portarme bien... anclados en los valores que hacen las veces de raíces. La participación, la creatividad y la crítica son la filosofía de Aldeas, que involucra en el proceso a las familias. “Desde acompañar a los padres a las tutorías del colegio, al médico, a realizar trámites... o inculcar lo que les enseñamos aquí para que lo trasladen a casa”, indica.

Se estima que uno de cada 10 niños crece solo en el mundo. En España, la cifra supera los 42.000. Desde que la crisis comenzó, Aldeas ha doblado el número de niños atendidos en España mientras la población en riesgo de pobreza o exclusión social en Andalucía se sitúa ya en el 41,7%. “Venimos a sumar, con otras entidades, hay mucho trabajo por hacer en el ámbito de la infancia y la educación social”, apuesta.

Pero aquí no se trata de poner etiquetas, sino de creer en el cambio. Sin miedo. “Saludable, pacífico, seguridad, amigable, buen aura...”, son los adjetivos que los propios menores ponen al centro y su paso por él en pequeños corazones que adornan un pasillo para la puesta de largo del centro. “Cualquier familia puede acudir a los Servicios Sociales”, incide el director, que relata que “son familias que en un momento necesitan un empujón en algún ámbito, en el económico o en el comportamiento de los niños o que no tengas una red de apoyo y los pequeños pasen muchas horas solos”. 

El Ayuntamiento de Málaga ha cedido el espacio que se ha levantado con el apoyo privado de numerosas empresas. En el exterior, una pista deportiva y un pequeño terreno, donde quieren hacer un huerto urbano, para el que ya hay padres interesados en colaborar.

“Aquí intentamos trabajar el pensamiento positivo y romper las etiquetas, hay que escucharles y decirles que sí se puede, hay que motivarles, cada palabra y cada esfuerzo cuenta”, asegura Rodríguez. Esta semana se van de visita a un museo al centro y en el futuro ya planean alguna escapada a la playa o fuera de Málaga. Un trabajo que sirve de abono para unas raíces fuertes y sólidas de futuro. Siempre en familia.

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