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El Puerto

Un kiosko como medio de vida para una familia

A través de un sorteo consiguió que se le adjudicara el 13 de junio

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  • El kisko del parque del Vino Fino -

La portuense Esmeralda Álvarez consiguió, por el método del sorteo, la explotación durante cuatro años del kiosko de chucherías ubicado en el parque del Fino Vino, que se ha convertido en el medio de subsistencia de su familia.


Aunque poco a poco se está haciendo con la clientela del entorno y está sacando adelante el kiosko y un beneficio que llevar a su casa, lo cierto es que, como bien relata, es un camino que no está exento de sufrimiento, sacrificio y esfuerzo.


Además, no ha podido aprovechar el verano como le hubiera gustado, puesto que, a pesar de que fuera el 13 de junio cuando consiguió el kiosko por sorteo, no fue hasta el 18 de agosto cuando le dieron las llaves. A ello hay que añadir el par de semanas en que esta portuense se ha dedicado a adecuarlo, limpiarlo, pintarlo y ponerlo a punto, comprar la mercancía y poder abrir, lo que le llevó a comenzar su actividad bastante avanzado el mes de agosto.


Otro hándicap que tuvo que salvar fue poner en marcha el suministro eléctrico, necesario para poder continuar con su actividad, sobre todo en los meses de invierno que se avecinan.


A pesar de las vicisitudes, Esmeralda Álvarez es una mujer de pensamientos positivos que mira a la vida de frente y con ánimos, por tanto confía en que le siga yendo bien. Ha adaptado sus horarios a los de la clientela,  y el kiosko por tanto está funcionando, poco a poco.


“He tenido buena acogida” y gracias a que es muy conocida en la zona debido a que es una persona muy activa y que ha siempre se ha buscado la vida para sacar adelante a su familia, el resultado del kiosko está siendo positivo.


“Después de toda mi lucha estoy muy contenta. Es lo único que entra en casa” y a pesar de que la inversión que ha tenido que realizar ha sido importante, poco a poco va viendo los resultados.
Ningún comienzo es fácil y sencillo. Esta portuense relata que comenzó sin luz, y gracias a que ha sido en verano, ha podido aprovechar la amplia luz de cada día para poder tener abierto el kiosko hasta más tarde. Además, tuvo que estar varias semanas con neveras de playa para poder dar servicio a sus clientes, por falta de electrodomésticos como neveras.


Eso sí, Esmeralda Álvarez tiene una petición, y es que el cubo de Apemsa que hay justo detrás de su kiosko despide un olor muy desagradable que confía en que se pueda rebajar con alguna medida que tome el Ayuntamiento. Otro problema que tuvo fue con una alcantarilla, pero está resuelto.

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