2017 ha sido un año "muy especial" para el Senado, según el presidente de la institución, Pío García-Escudero, incluso el más importante de su historia, y todo gracias al 155, el artículo de la Constitución que casi nadie conocía a comienzos de año y que se ha convertido en el más famoso de la Carta Magna.
El 27 de octubre la Cámara Alta culminó su papel como artífice de la aplicación del 155 en un pleno celebrado sin perder de vista el Parlament de Cataluña, que ese mismo día aprobó una declaración unilateral de independencia tras un amago del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, de convocar elecciones anticipadas.
Una jornada de infarto para el Senado en el mes más crispado de la reciente democracia española que cerraba una semana en la cual la Cámara Alta se sometía a un estreno de alto riesgo.
Porque el 155 jamás se había activado y, sin precedentes parlamentarios, o sea, sin red, tuvo que asumir una tramitación "exprés" mediante una comisión "ad hoc" de 27 senadores.
A ellos les correspondió preparar la autorización plenaria al Gobierno para poder intervenir en Cataluña.
Se consumó en la tarde del día 27, pocas horas después de que el Parlament hubiera declarado la independencia catalana, y el PP contó con el apoyo del PSOE y Ciudadanos, cumpliendo holgadamente con la mayoría absoluta exigida por la Constitución para aplicar el 155.
Aquellos días convirtieron al Senado en máximo e indiscutible protagonista de una decisión histórica, e hicieron olvidar las críticas que periódicamente recibe una institución muy cuestionada por poco útil, sometida como está constitucionalmente a la supremacía legislativa del Congreso.
Porque la potestad de autorizar la aplicación del 155 es una de las pocas atribuciones exclusivas que la Constitución concede a la Cámara Territorial, donde el PP disfruta de la mayoría absoluta de la que carece en el Congreso de los Diputados.
Pero más allá de la expectación creada por los medios de comunicación y el trajín de periodistas que ocupó durante algunos días los antes tranquilos pasillos de la Cámara Alta, el Senado ha cumplido un año de una legislatura más sosegada que la del Congreso, con más consenso, acuerdos y menos alboroto.
Los martes en los que ha comparecido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para responder preguntas de la oposición, se han llevado el mayor eco.
Si bien han sido pocas las sesiones de control con presidente, sólo cinco, como se ha ocupado en recordar el nuevo portavoz socialista en la Cámara Alta, Ander Gil, designado en junio tras recuperar Pedro Sánchez el liderazgo del PSOE.
A comienzos de año, con la crisis catalana ya en ciernes, el Senado acogió la VI Conferencia de Presidentes, la segunda de Rajoy como jefe del Ejecutivo, y a la que no acudieron Carles Puigdemont ni el lehendakari Iñigo Urkullu.
Sirvió para aprobar acuerdos en varias materias, como educación o lucha contra la violencia de género, y que luego han tenido su recorrido parlamentario en un año donde la producción legislativa del Senado ha sido bastante escasa, en consonancia con los pocos proyectos de ley remitidos desde la Cámara Baja.
Y aunque el conflicto catalán haya contagiado de manera transversal a muchos debates celebrados en el Senado, la Cámara sí ha sido capaz de alcanzar muchos acuerdos unánimes, sobre todo a través de mociones sobre cuestiones de índole social, como el respaldo al Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
También ha ocupado la atención del Senado una cuestionada comisión de investigación, dedicada a indagar sobre la financiación de los partidos políticos, en la que la oposición se negó a participar por considerarla una "pantomima" del PP para contrarrestar la otra comisión constituida en el Congreso para investigar la financiación irregular de esta formación.
Con todo, a este foro acudieron tesoreros y exgerentes de PSOE, Podemos, y Ciudadanos, interrogados en exclusiva por el PP sobre su financiación, así como banqueros, periodistas, y el cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, en una tensa comparecencia centrada en la llamada "conexión" venezolana de su partido.
Y para no perder protagonismo, la Cámara Alta recibió a final de año a uno de los actores de Hollywood más famosos, Richard Gere, que ocupó sitio de honor en la misma sala donde se reúne la "comisión del 155", aunque en su caso para apoyar la causa solidaria de la fundación Rais, que ayuda a personas sin hogar.
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El 155 concede al Senado una relevancia política inédita
Ha sido un año "muy especial" para el Senado, según el presidente de la institución, Pío García-Escudero
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