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Arcos

“El turista se conforma con cuatro tópicos y no se entera de nada”

“La literatura de viaje se acrecienta cuando se une en una misma persona el amante de la literatura y el viajero”. Es el caso de Cristóbal ‘Gandano'

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  • Cristóbal Muñoz 'Gandano' es un viajero nato. -

PEDRO SEVILLA/ ARCOS

Se llama Cristóbal Muñoz Pérez, pero en este libro que inicia su andadura literaria ha querido unir al suyo el apodo de su familia y llamarse Cristóbal Gandano. Ya hemos hablado muchas veces de la fuerza de los apodos, que a veces eclipsan a los apellidos oficiales, y si en el terreno artístico teníamos a los “Cambayá”, grandes del flamenco, recibimos hoy en lo literario a este Gandano de treinta y tres años que hoy veinticuatro, viernes, a las ocho de la tarde, en El Casino, presenta su libro “Cartas desde Australia”, subtitulado “Una historia de viajes”, donde, en la tradición de los escritores viajeros, relata en unas cuantas cartas su estancia en unas antípodas que él nos acerca con buena prosa y desparpajo juvenil. Cristóbal tiene barba juanrramoniana, pero enseguida me deja claro que la poesía no es lo suyo, que sí, que ha leído lo típico, a Bécquer en la escuela y poco más, pero que lo suyo es la prosa.

¿Pero cómo llegas a la literatura, cómo te haces lector?
–Pues gracias a mi hermana mayor y a una tía mía. Siempre hay alguien que te guía, que te incita, y ellas me inculcaron el amor por la lectura. Empecé  a leer y ya no lo dejé nunca. Entre mis escritores preferidos están Herman Hesse, por sus profundas reflexiones sobre la vida, Fiodor Dostoiewski, por describir el alma humana con todo su dolor y su miseria, especialmente en “Crimen y Castigo” y “Los hermanos Karamazow”. También me gusta mucho Eduardo Galeano, por sus reflexiones, y ahora estoy leyendo “Walden” (la vida en el bosque), del escritor Henry D. Thoreau.

¿Y cuándo se une tu pasión literaria con tu pasión, temprana, por los viajes? Porque tú eres viajero desde muy joven, ¿no es así?
–Claro. Ya en Magisterio, con veinte años, quería conocer mundo y eso me llevó a Londres. También tenía mucho interés en aprender inglés. Una vez allí comencé a escribir. La escritura, al principio, no era más que una conversación conmigo mismo. Después seguí viajando, por Tailandia e Indonesia, y mantuve un blog con mis impresiones viajeras. El salto a lo literario, digamos, lo di cuando Cándido Ruiz, el arcense Cándido Ruiz, me ofreció la oportunidad de escribir para un periódico on line en el que él trabajaba. El periódico se llamaba 'ISevilla'. Me pareció bien y colaboré con él, hasta el punto de que más de la mitad de estas cartas desde Australia se publicaron primero en ese medio. Después se me ocurrió cerrar el círculo y publicar en este libro todo el viaje australiano.

Los jóvenes, ahora, viajáis mucho. ¿Puede eso acrecentar el auge de la literatura viajera, que, como sabes, es un género clásico? Sin salir de España, tenemos a grandes escritores viajeros. Ahí está, por ejemplo, Cela, con su “Viaje a la Alcarria”?
–Por supuesto. La literatura de viaje se acrecienta cuando se une en una misma persona el amante de la literatura y el viajero, como es mi caso. De todas formas a mí me gustaría distinguir entre el viajero y el turista. Yo me considero un viajero porque viajo para incrustarme en la cultura y la realidad de un país o un continente. El turista, casi siempre, se conforma con cuatro tópicos y, por supuesto, no se entera de nada. Está en los sitios pero no entra en la realidad de los lugares.

Los entrevistadores tienen la mala costumbre de preguntar a los autores, ante el libro recién publicado, por sus futuros proyectos. ¿Tiene Cristóbal Gandano algún proyecto literario próximo?
–Bueno, he empezado a desarrollar una idea, aunque todo está en un periodo muy embrionario. Puedo decir que no es literatura de viajes. Se trata de una novela.

Pues háblenos de estas “Cartas desde Australia”. ¿Cómo ha sido la edición?
–Me decidí por la editorial “Círculo Rojo”, en concepto de autoedición. La edición ha quedado elegante y, sobre todo, estoy muy orgulloso de la ilustración de mi amigo, el pintor José Antonio Camacho.

Eso quería decirle. Hermosa portada.
–Pues sí. José Antonio Camacho es un pintor de Arcos, diseñador gráfico, que también forma parte de los arcenses en el extranjero. Le comenté el sentido de libro, le hablé de las pinturas aborígenes de hace más de mil años, y ha creado este diseño tan sugerente. Le estoy muy agradecido.

Su libro tiene un claro carácter de aventura. No es el plácido periplo de un turista que viaja cómodamente, sino la aventura de un viajero que no sabe dónde va a dormir esta noche. ¿Es así?
–Claro. Lo mío, lo nuestro, puesto que viajo con mi novia, es un estilo de nomadismo moderno. Vamos a un lugar, trabajamos cuatro o seis meses, y luego, con el dinero ahorrado, nos dedicamos a viajar por el mundo, a disfrutar de la libertad.De ahí, de nuevo, la diferencia entre el viajero y el turista. A mí me gustaría que ese concepto de aventura se viera reflejado en el libro.

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