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El Puerto

Puerto Alto, una comunidad en régimen militar

Dos militares y el presidente, técnico de la Concejalía de Fiestas de El Puerto, quieren convertir las instalaciones de todos los vecinos en zona sin disfrute

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  • 'El Niño Villar', uno de los artistas que han participado. -
  • La imposición de prohibir por prohibir, la coartada perfecta para censurar iniciativas que se celebran de forma legal y en hora prudente

Una mujer, militar de profesión, un vecino también militar y el presidente, técnico de la Concejalía de Fiestas de El Puerto, pretenden convertir las instalaciones de todos los vecinos en una zona imposible de disfrutar. Aunque parezca contradictorio, la persona que ostenta la presidencia cada fin de semana llama a la Policía para acabar con una actividad que se realiza en zona comunitaria y que reúne a gran cantidad de propietarios en un horario más que legal y razonable.

Esta persona, que impide una actividad festiva y lúdica, es uno de los técnicos de la concejalía de Fiestas de la ciudad. Esto puede dar una buena perspectiva de lo que pueden esperar los portuenses de este técnico.

El técnico de Fiestas, en su comunidad colabora activamente con cualquier iniciativa que signifique desactivar actividades festivas siguiendo las indicaciones de régimen militar que sus asesores le demandan e ignorando completamente al resto de vecinos cuyo delito es pretender disfrutar de sus instalaciones respetando los horarios legales que ya se establecen en las normas municipales.

Cumplimiento a la carta

En Puerto Alto cada vez más parece que impera el absurdo cumplimiento de la normativa de ruidos.

Curiosamente, en una de las zonas más tranquilas y silenciosas de la ciudad, estos reclamantes de las normas son los que no respetan las normas de circulación, ni las normas básicas de higiene y por supuesto tienen alergia a las relaciones vecinales que no sean las de imponer sus criterios, incluso avisando de que disponen de armas.

Junto a la piscina existe un chiringuito que desde principios de los años 80 del pasado siglo ha prestado servicio a los vecinos como lugar de reunión y centro lúdico. Siempre ha sido bar y otras veces ha prestado otros servicios.

Silencio sepulcral

Todos los que han comprado su vivienda junto a este recinto lo han hecho mucho después de que los servicios de piscina y bar estuviesen activos. Hoy por hoy el objetivo de algunos propietarios, tres o cuatro, es convertir la urbanización en un panteón donde la vida esté prohibida.

El delito es amenizar musicalmente con una actuación en vivo las noches de los viernes entre las 22.00h y la 23.30h mientras cenan los vecinos en la terraza comunitaria.

Puerto Alto podría convertirse en un monumento al silencio y seguramente estos militares quieran utilizar sus armas para acabar posteriormente con el ruidoso canto de los pájaros y las molestas risas de los niños. Todo ello liderado por un técnico de Fiestas, paradojas de la vida.

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