El incendio de Huelva es el más grave del verano tras quemar 10.000 hectáreas

El incendio forestal declarado el pasado jueves en Almonaster la Real, que según las primeras estimaciones ha arrasado hasta el momento una superficie de alrededor de 10.000 hectáreas y ha obligado a evacuar a 1.890 personas, es el más grave de los registrados este verano.

El viento cambiante y con rachas de hasta 50 km/hora es el principal enemigo del incendio que ha hecho que continúe avanzando sin control y afecta ya a las localidades de Almonaster, Zalamea la Real, El Campillo y La Zarza.

Desde el comienzo de año y hasta el pasado 23 de agosto los incendios forestales habían calcinado un total de 31.588 hectáreas en España, según los datos facilitados por el Ministerio Agricultura, Pesca y Alimentación en su página web.

El primer incendio importante de este 2020 tuvo lugar en febrero en Tasarte (Gran Canaria), donde el fuego arrasó alrededor de 1.000 hectáreas de terreno y afectó a una de las zonas naturales más valiosas de Gran Canaria, la Reserva Natural de Inagua.

En Galicia, el primer gran incendio forestal comenzó en Cualedro (Ourense) a finales de julio y se propagó al municipio limítrofe de Monterrei, superando las 1.535 hectáreas, la mayor parte forestales y 525 agrícolas.

En una nueva ola de incendios en esta comunidad declarada en el mes de agosto, ardieron casi 1.000 hectáreas, más de la mitad, localizadas dentro del Parque Natural de la Baixa Limia-Serra do Gerês-Xurés, zona de alto valor ecológico y medioambiental enclavada a ambos lados de la frontera entre España y Portugal.

Además murió el copiloto de una aeronave del dispositivo portugués contra incendios que trabajaba en labores de extinción en un fuego transfronterizo en Lobios (Ourense).

Los días 1 y 2 de agosto un incendio en Valdepiélagos (Madrid), se extendió a El Casar (Guadalajara) y devastó unas 900 hectáreas, el 60 % de las cuales eran superficie agrícola y el 40 % forestal. Obligó al desalojo de algunas urbanizaciones.

Un nuevo incendio forestal en Canarias, en el municipio de Garafía en la isla de La Palma, que se inició el 21 de agosto, afectó a unas 1.200 hectáreas aproximadamente.