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El Málaga resucita en La Rosaleda ante el Fuenlabrada

Un Málaga hambriento de victoria se impuso al Fuenlabrada en una tarde de fútbol curativa donde la afición fue protagonista

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  • La celebración de la victoria. -
  • Un solitario gol de Mathieu Peybernes fue suficiente en un partido que el Málaga dominó y acabó sufriendo
  • Volvió a demostrarse que el equipo saca su mejor versión en casa: intensidad, gol y portería a cero

Un grito de rabia de 12.000 personas. Disfrutar y sufrir en un periodo de noventa minutos. Viene en el paquete de ser aficionado del Málaga. Derrota bochornosa, jugadas inverosímiles, una roja en el minuto 6, un penalti tonto por mano. Se te lesiona el alma de equipo para siete meses. No salen las cosas. Pero en La Rosaleda todo cambia. Como en casa en ningún sitio.  El gol de Peybernes se sintió, el pitido final se fue de decibelios y el Málaga, el bueno, el de casa, sigue invicto. El otro Málaga, el de fuera, habrá que confiarle mejoras. El equipo salió con el impulso de querer resurgir de todos los males que le llevan persiguiendo en este arranque de temporada. Con el orgullo por delante y la necesidad de una victoria, el arranque fue una declaración de intenciones. Roberto tuvo la primera ocasión bien pronto con un remate de cabeza que encendió a la grada, que volvió a ser más Rosaleda que nunca con el fin de las restricciones de aforo.

Bajo el ritmo frenético el Málaga, el equipo de José Luis Oltra supo leerlo, para tener más la bola y rondar por zona de peligro en los minutos posteriores a ese inicio voraz de los malaguistas. No duró demasiado, sin embargo. El Málaga a campo  abierto generaba situaciones para pensar en el gol, con un Kevin que acariciaba la pelota siempre con un fin: encarar, provocar caos a su defensor, desequilibrar desde esa banda que es una autopista conducida por un picaro que, un día más, volvió a destacar como el que más. Tenemos que hablar de Kevin.

El ‘Fuenla’ no se encontró a sí mismo en la primera parte, y solo asomó en el minuto  8 con un doble remate que pudo atajar Dani Martín para dejar la cosa en un susto.  El Málaga, con un tramo de bajón en su efervescencia, volvió a espabilar rápido y la tuvo con un disparo de Genaro que no fue gol porque le pegó mordida.

Todo era calma tensa en el área del Fuenlabrada hasta que llegó el gol de los blanquiazules. Centro medido con escuadra y cartabón de Jozabed, que pareció dirigir por control remoto un envío a la testa de Peybernes. El francés vio, saltó y venció. Giró el cuello y la puso al palo contrario. Gol terapéutico. Gol psicológicamente necesario. 1-0 dedicado al capitán lesionado de la rodilla, Luis Muñoz, que también recibió ovación del público en el minuto 8. La Rosaleda andaba disfrutona. Todo lo que vino después tuvo firma de puño y letra del Málaga y poca, poquísima presencia visitante.

Saber sufrir para ganar

El equipo de Jose Alberto López volvió al terreno de juego con la misma filosofía con la que lo dejó al descanso: llevar el control del partido. Sin complicaciones con el balón, jugando a uno y dos toques, la comodidad era la base para buscar el segundo. Roberto, incansable con sus movilidad arriba, estuvo en todas, pero al igual que Brandon Thomas, el gol se le resistía.

El equipo madrileño efectuó tres cambios de golpe en el minuto 59. Oltra quiso cambiar la cara a los suyos y metió a Aboubakary Kanté y Anderson arriba para juntarlos con Zozulia e ir a por el partido. El Málaga, ya sin Ramón (lesionado) y con Paulino en cancha, cambió de banda a Kevin, sustituyó a Roberto e hizo debutar en La Rosaleda a Sekou Gassama. Pasaron los minutos y las ovaciones (Kevin y Roberto, canteranos y titulares en el once, recibieron su cuota de aplausos de la afición).

Koné rozó el gol a tres del final, el ‘Fuenla’ insistió en un arreón que generó intranquilidad pero el Málaga supo sufrir, se mantuvo seguro atrás y abrazó los tres puntos  con fuerza. Era necesario por la dinámica negativa de dos derrotas consecutivas, como también lo era para recuperar la autoestima.

Quedaron dos cosas claras. La primera es que el fútbol es de la gente. Las más de doce mil almas fueron un pulmón más. La segunda, que el Málaga es casa es imbatible: ningún gol recibido en cuatro partidos disputados. Ahora le toca trabajar para serlo también en los partidos a domicilio, si se quiere mirar hacia arriba.

Ficha técnica:
1 - Málaga:
Dani Martín; Víctor Gómez, Peybernes, Juande, Javi Jiménez; Roberto (Sekou, m.74), Genaro, Ramón Enríquez (Paulino, m.62), Kevin (Ismael Gutiérrez, m.84); Jozabed, Brandon Thomas.
0 - Fuenlabrada: Altube; Iribas, Diéguez, Sotillos, Pol Valentín; Pedro León (Anderson, m.59), Cristóbal (Arturo, m.68), Pina (Buer, m.59), Mula (Fuentes m.82); Zozulia, Soldano (Kanté, m.59).
Gol: 1-0, M. 30: Peybernes.
Árbitro: González Francés (Comité Las Palmas). Amonestó al visitante Iribas (m.71).
Incidencias: Partido de la octava jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio de La Rosaleda ante 13.000 espectadores. En los prolegómenos, los jugadores del Málaga lucieron una camiseta de ánimo a su compañero Luis Muñoz, lesionado de gravedad.

 

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