Demasiados episodios están poniendo en solfa la revolución verde de la que presume el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. Es, sin duda, uno de los mantras que repite machaconamente para resaltar las virtudes de la primera legislatura del bautizado por el PP y por Cs como Gobierno del cambio. Sin embargo, algunos hechos están erosionando este mensaje a pasos vertiginosos. Hagamos recuento. En primer lugar, la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea ha dado a España un mes de plazo para que responda con cuantas explicaciones y aclaraciones estime pertinentes, tras haber tenido conocimiento de los planes de mejora de la ordenación de las zonas de regadío en el entorno de Doñana que los partidos que sustentan al ejecutivo andaluz -PP y Cs- más Vox, el apoyo parlamentario en la investidura, han presentado en el Parlamento autonómico. Es decir, Bruselas amenaza con llevar a España al Tribunal de Justicia europeo por la ampliación de regadíos y advierte de que este paso podría tener “repercusiones” en la ejecución de la sentencia de dicho tribunal que ya condenó a España el pasado verano por no impedir el mal uso del agua en la joya natural de Andalucía.
Al mismo tiempo, pese a las protestas de ecologistas, vecinos y los alcaldes de la zona, al vertedero de la localidad onubense de Nerva están llegado desde esta pasada semana toneladas de residuos tóxicos procedentes de los Balcanes. Material peligroso que llega en barco a la costa atlántica andaluza, sube por el Guadalquivir hasta arribar a Sevilla y desde el puerto hispalense se transporta hasta Nerva. Basura industrial que previamente rechazó Ucrania y que ya contamina en nuestra tierra.
También esta semana Cádiz, El Puerto de Santa María y Rota se han levantado como un resorte contra un parque eólico marino frente a sus playas, del mismo tamaño que el término municipal de la capital gaditana -casi 12 kilómetros cuadrados-, que provocaría un impacto ambiental, paisajístico, pesquero, turístico y militar justo delante de la playa de La Caleta y apenas a cuatro kilómetros del litoral roteño y de la Base militar.
Si a estos tres episodios sumamos la nueva Ley del Suelo de Andalucía -Lista- que contempla la posibilidad de construir en suelo rústico sin que haya que asociar esa nueva edificación a una actividad económica, concluiremos que empiezan a abundar elementos que hacen tambalear el discurso de Moreno sobre la Andalucía verde por acción u omisión suya o de su gobierno.
