Lluvia alegre

Publicado: 05/10/2022
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Este ‘Cantando bajo la lluvia’ homenajea los 70 años del estreno de la película, 1952, en un espectáculo fiel al guión del film, que recrea su atmósfera
'La jaula de las locas’ (2018) fue un musical fascinante, dirigido y protagonizado por Ángel Llácer, en el que un personaje idéntico a Santiago Abascal termina huyendo a la carrera, perseguido con las peores intenciones por aquellas locas maravillosas. Es la ficción, claro. Porque la vida dicta otras cosas. Giorgia Meloni ganó las elecciones en Italia y, poco antes de hacerse oficiales los resultados, se le ocurrió posar ante una cámara fotográfica sujetando dos melones a la altura del pecho. Con la pérdida de las esencias siempre se desatan los apetitos, escribió Umbral. De Meloni asustan las ideas. Y también la estética. Pero de estos oscuros socavones de la realidad se olvida el espectador en el colorista, emotivo, colosal y alegre musical ‘Cantando bajo la lluvia’, espectáculo dirigido por Ángel Llácer y destinado a quedar en el recuerdo del espectador, por la estética fabulosa que lo envuelve, por el optimismo que irradia: porque se trata de una extraordinaria historia de amor en unos tiempos, estos, en los que el amor parece cosa del pasado.

Este ‘Cantando bajo la lluvia’ homenajea los 70 años del estreno de la película, 1952, en un espectáculo fiel al guión del film, pero su grandeza reside en que no trata de reproducir una película irreproducible, porque fue una obra maestra, sino que la función de Ángel Llácer, desde su implacable fidelidad al original de Gene Kelly, lo que recrea es la atmósfera de aquel film, hasta traspasar, como sucedió entonces, la sensibilidad del espectador bajo un aguacero al ritmo de “Singing in the rain”. ‘Cantando bajo la lluvia’, que se representa en el madrileño Teatro Apolo, está lleno, insistimos, de risas, de amor, de humor, de lluvia, y de una estética hermosísima: en las coreografías, en las imágenes visuales sobre la escena. En la palabra. Miguel Ángel Belotto y Diana Roig se convierten en Don Lockwood y Lina Lamont. Y una inspiradísima Mireia Portas encarna a Katy Selden, con una vis cómica y una capacidad para hablar en un tono ridículamente genial que termina por componer a una arpía decididamente entrañable.

Siempre me gustó el aroma de las ciudades cuando llueve. La remota tarde de la infancia en la que vi ‘Cantando bajo la lluvia’ en la televisión, tuve la sensación de que en la sala de estar olía a la lluvia bajo la cual bailaba Gene Kelly. La reciente noche del estreno del musical ‘Cantando bajo la lluvia’ también creí percibir el olor a lluvia como en aquella lejana sala de estar de una casa que derribaron hace años, porque la función desprende el aroma de la película eterna. Un musical lleno de alegría. Inolvidable.

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