Es habitual verle alternar en las redes sociales con todo tipo de famosos. Raro es el día que no habla por teléfono con Carlos Herrera, Bertín Osborne o Fermín Bohórquez, con los que mantiene una amistad fraternal.
Bosco Guerrero, además de haber dejado huella en bodegas históricas del Marco cómo Osborne o Garvey, y desde hace un año como responsable comercial de Cepas 21, firma de la Ribera del Duero, es un verdadero relaciones públicas con un don de gente extraordinario.
Tanto en sus dieciséis años en el Marco de Jerez como ahora ha ido desarrollando los sentidos hasta el punto de convertirse en todo un gourmet.
De su productividad en la cocina apenas hay datos, salvo los consejos que le dio Herrera durante la pandemia para cocer unos buenos langostinos de Sanlúcar.
Asegura que no tiene oficiante días libres "porque al final cuando me divierto siempre acabo vendiendo vino".
De su affaire con Manolo, de Las Bridas, todo ha quedado felizmente aclarado. Hasta el punto de que ha utilizado el escaparate de nuestro programa para invitarle a mirar "algo juntos que esté relacionado con la gastronomía".
Genio y figura.