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Zapatero

Somos una mala vertebración de nacionalismos y cada uno es sólo un disfraz de intereses

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En este país, en que la oposición se ejercita en la espera hasta que fracase el gobernante, se está fraguando algo; al menos hay un revuelo considerable en estos días que indican nerviosismo. ¡Dios mío, si se cayese de la democracia el malhadado Zapatero, podríamos dormir felices! Esto dicen algunos y parece que no pocos si se hace caso a los rumores. Nunca en su vida lo van a tildar de incompetente como en este avance de terminación de mandato. Todo lo hace mal, hasta rezar el versículo con Obama hablando sobre los malos amos que se aprovechan de los jornaleros; quién le habrá facilitado la cita bíblica que parece tal que redactada por el propio PSOE, no lo vamos a saber ya nunca.
El mitin de la derecha obedece a una campaña de "menos paro y más trabajo", lo que como se ve supone una redundancia. Pero hay otros que afirman en medio de la calle que, si Rajoy con el asesoramiento de su primo viene al poder, será mejor cerrar este país y entregárselo a Aznar con todas las consecuencias. ¿Qué será mejor? Pues francamente no lo sé, pero quiero advertir que me da lo mismo desde el momento en que lo que está en peligro en esta infeliz democracia es el relevo y todo lo que suponga cambio ya se sabe que es fuente de salud para la política.
A veces da la sensación de que se pone en cuarentena la posibilidad de sustituir al que está en el machito por una oposición que para eso está y nada más que para eso, según quedó establecido al principio de este trabajo. Lo importante es la alternancia, así que para qué otro entretenimiento a la hora de gobernar si no es el del tiro al blanco que haga caer muñecos sin tregua como con los feriantes.
En verdad es como una feria este tinglado, que de tan revuelta no deja tiempo para organizar cosas de cierta importancia; el ordenamiento del mundo laboral para hacer competitiva nuestra industria, pongo por caso. Lo que pasa es que esto de la industria y semejantes es muy aburrido y no me debían consentir los lectores incluirlo. Está comprobada nuestra incapacidad para ser veraces; nadie puede levantarse cada mañana con el propósito de decir en cada momento la verdad por si no terminamos el día.
Otros dicen que una mujer presidenta sería solución, pero confieso que tampoco lo veo claro sin saber por qué, si no es a causa de mi tendencia a la misoginia. Por qué una mujer es capaz ella sola en la imaginación de algunos por el mero hecho de serlo, no lo veo. No nos ponemos de acuerdo y corren tiempos difíciles porque hemos adquirido un grado de civilización suficiente para dudar de todo y que se rompa la cuerda en el momento, como me sucedió en los Reyes Magos de la posguerra. Son mejores los juguetes a pilas porque consumen y, mientras las cambiamos, estamos activos.
Zapatero está en el punto de mira pero no derrotado; es como los soldaditos de plomo, dicen algunos, pero otros añaden que como todo bonachón termina crucificado. Todo esto me importaría una higa si no se obrase sin moral pública, sin fe en el futuro, sin conciencia de pueblo, sin ilusión colectiva; eso sí que me preocupa. Somos una mala vertebración de nacionalismos y cada uno es sólo un disfraz de intereses, nada noble puede salir de ahí. El cristianismo hace tiempo que perdió su capacidad de ensamblar y ahora no hay en el horizonte nada que dé esperanza. Nosotros sin futuro nos apedreamos desde las aceras, esto sí es preocupante.

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