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Aparcamientos o unir las churras con las merinas

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 El Ayuntamiento de San Fernando se ha enfrascado en una nueva polémica con la Junta de Andalucía, en este caso a través de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, sobre el aparcamiento de la Venta de Vargas y el de la plaza Sánchez de la Campa. Y esa polémica, a tenor de cómo pintan unos y otros, se va a quedar en un quiero y no puedo del Consistorio isleño y de su equipo de gobierno andalucista, habida cuenta de que se están mezclando dos conceptos distintos para problemas distintos.
El aparcamiento en el entorno de la Venta de la Vargas es un aparcamiento disuasorio para promocionar el transporte público, en este caso el uso del tranvía metropolitano y está dentro del mismo proyecto del tranvía. Tiene una función específica, de la misma forma que la Consejería de Obras Públicas y Transportes tiene un objetivo específico que es disminuir el uso del transporte particular.
La idea del aparcamiento de la plaza Sánchez de la Campa o plazoleta de las Vacas entra dentro del concepto de la Empresa del Suelo Isleña SA de aparcamiento para residentes con un número determinado de plazas rotatorias, pero primando lo primero, porque no en vano mientras que los aparcamientos disuasorios persiguen el objetivo de potenciar el transporte público, el modelo que viene vendiendo Esisa -o que intenta vender, pero apenas puede- persigue el objetivo de rentabilizar la inversión que se hace en ellos. Y eso es hablar de negocios porque se trata de una nueva línea de negocio de la empresa municipal con el objetivo, siempre encomiable, de ganar dinero para invertirlo en nuevas promociones de viviendas.
El objetivo que tenía marcado Esisa en este proyecto de semipeatonalización de la calle Real era precisamente el de construir los aparcamientos disuasorios a lo largo de todo el trayecto del tranvía, pero queda claro que la empresa municipal ha cambiado el concepto de disuación a través de una filosofía que no comparte la Junta y que tampoco comparten los comerciantes que vienen defendiendo los aparcamientos en plenas zonas comerciales en contra de los periféricos en zonas redenciales, que más que solucionar el problema, crean la necesidad.

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