Que la cesta de la compra es cada vez más cara no es una sorpresa para nadie. Sin embargo, hay un producto que destaca entre todos, sobre todo si tenemos en cuenta que el precio a los agricultores ha bajado mientras que en los supermercado se ha multiplicado, es el caso de los limones.
En enero de 2023 los agricultores se llevaban 0,19€ por kilo de limones, mientras que en enero de 2024 han pasado a 0,12€, suponiendo una pérdida del 37%, provocada por la sobreoferta, la competencia y los costes de producción.
Pero por el contrario, mientras los agricultores de este cítrico pierden dinero, en los supermercados el precio del kilo de limones se eleva a 1,18€.
Según un informe de la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), el precio de los limones se ha encarecido un 880% en el último año.
¿Qué ocurre para que a los agricultores se les pague 12 céntimos y los consumidores lo compren a 1,18€? ¿Dónde va ese 1,16€ de más?
La ley de la cadena alimentaria prohíbe vender por debajo del coste de producción, algo que en muchos casos no se cumple. Además, la competencia de países extranjeros, como Egipto, hace que aparezcan en el mercado productos más baratos y con menos requisitos fitosanitarios, obligando a los productores españoles a tirar los precios para que los comerciantes los elijan.
El coste de producción, el margen del distribuidor, el margen del comerciante... todos ellos se llevan su parte. Por ello, los agricultores reclaman una mayor transparencia y equilibrio en el reparto del precio.