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Un futuro digno

Tras la hermosa manifestación del millar largo de roteñas y roteños que nos echamos a la calle el pasado martes 29 contra los recortes que plantea ejecutar la Junta en materia de enseñanza pública, me vienen en tropel a la cabeza algunas reflexiones que no me resisto a transcribir aquí.

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Tras la hermosa manifestación del millar largo de roteñas y roteños que nos echamos a la calle el pasado martes 29 contra los recortes que plantea ejecutar la Junta en materia de enseñanza pública, me vienen en tropel a la cabeza algunas reflexiones que no me resisto a transcribir aquí. Siendo, la primera de ellas, la paradoja de que haya sido el cacareado gobierno autonómico de “izquierdas”, el mismo que manifestaba hace apenas treinta días aquello de “la educación no se toca”, el que pretende reducir de becas, elevar el número de alumnos por clase, dejar sin cubrir las bajas de profesores o no subvencionar las guarderías, por poner solo algunos ejemplos.

Si la escuela pública y la educación para el futuro no están tras la línea roja de lo que no podemos permitir que afecte esta manipulada crisis, no sé por donde trazarán los de la Junta esa raya entre lo tocable y lo intocable, por mucha escusa de ‘imperativo legal’ que esgrima Diego Valderas. ¿Dónde nos plantamos?

Creo recordar de cuando estudié latín, o habré leído por ahí, que el término “magister”, del que derivó “maestro”, provenía a su vez de “magis”, que significaba “el que más”. Así, “magister equitum” venía a ser el jefe de la caballería, mientras que ministro derivaría de “minister” y ésta de “minus”, que era la forma latina de definir al que es “menos”, un subordinado sin apenas conocimientos. Creo que esto explicaría, sin lugar a dudas, el abismo existente entre ministros y maestros, entre bobos y educadores. El término “consejero” ignoro de dónde proviene, pero vendrá a ser lo mismo.

Prefiero la filosofía de uno de lemas que se corearon en la mani, MENOS BUITRES y MÁS PUPITRES, mientras sonrío al recordar con cariño a un grupito de adolescentes que, tras la mani, atravesaban la Plaza España canturreando entre risas: “yo quiero tener / un futuro digno”. Criaturas.

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