Casillas

Iker Casillas y Xavi Hernández representan una referencia renacentista e ilustrada pese a que simplemente sean jugadores de fútbol. Los dos reúnen una serie de valores importantes, como la competencia sana, el triunfo a gran escala logrado con pulcritud: La amistad. Los ciudadanos han dejado de creer en casi todo en un país, España, en estado de emergencia económica y con una creciente crisis de valores, pero se aferran a su pasión por el fútbol, a la admiración de personas como Casillas y Xavi, que han alcanzado la cima profesional con esfuerzo y limpieza, con mucho sudor, pero conservando siempre su sonrisa de adolescentes pulcros. 
     El Premio Príncipe de Asturias concedido a Casillas y Xavi distingue a dos futbolistas que han traído serenidad donde existía guerracivilismo, ese veneno que a través de los siglos ha recorrido las venas de España. La mayoría de los ciudadanos ya no cree en los políticos, pero se aferra a la convicción de que personas como estos dos futbolistas contribuyen a que la sociedad sea mejor. En un país hundido anímicamente, ellos han aportado grandes alegrías colectivas. Algo con lo que soñar.
     La alegría de Casillas y Xavi ha tapado, afortunadamente, la tristeza macarra de Cristiano Ronaldo. La incógnita sigue abierta. El futbolista portugués sostiene que su melancolía no es por dinero. No se sabe si será por un motivo sentimental, aunque eso poco afectaría al Real Madrid. Se comenta que su relación con la modelo Irina Saik ha entrado en crisis. Por causas desconocidas.
     Pero se puede fabular. Cristiano Ronaldo espera tumbado en una cama de su lujoso chalet madrileño a Irina tras un agotador día con dos sesiones de entrenamiento a las órdenes de un exigente Mourinho y varias horas de gimnasio en casa. Esa noche, Irina Saik entra en la habitación con sus pasitos de modelo, esa suave forma de andar colocando un pie delante del otro como si se deslizara por una nube. Irina, como hacía Marilyn a la hora de acostarse, sólo lleva encima dos gotitas de Chanel.
     Llega hasta Cristiano Ronaldo, le acaricia cariñosamente el pelo, y le susurra suavemente al oído:
     -“Siempre serás el mejor, MESSI”.