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El tirachinas del arte reivindicativo

Huelva sabe de eso. De ciudadanos que todo lo arreglan en las charlas de café, de revoluciones de barra de bar y de grandes jefes tumbados con los pies en alto

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La apatía social es la mejor vitamina para el ‘statu quo’. Nada mejor que el pasotismo ciudadano para que los grandes jefes puedan hacer y deshacer a su antojo, y para que a las revoluciones, por inexistentes, no se les tenga la más mínima consideración. Huelva sabe de eso. De ciudadanos que todo lo arreglan en las charlas de café, de revoluciones de barra de bar y de grandes jefes tumbados con los pies en alto. Huelva sabe de movimientos sociales con siempre las mismas caras, de abofeteados que ponen la otra mejilla, de resignación y de ya si eso que otro lo haga por mí. Pero también sabe del despertar de la conciencia, de jóvenes que no sólo pasan las horas entre teclas de móviles y cagadas en redes sociales. De chavales con ideas e ideales, que miran por su tierra, sabedores de que ellos son los que tienen la llave del cambio que urge en esta ciudad tan apalancada, maltratada y desaprovechada. De gente de todo menos apática. Valiente, directa y creativa. Davides contra goliaths, con tirachinas en sus cerebros para agrietar, piedrecilla a piedrecilla, el prehistórico muro de esta ciudad cobaya. Javi Vila y Juanma Infante. Juanma Infante y Javi Vila. Dos jóvenes creadores onubenses  que nos han sorprendido a todos estos días poniendo el arte al servicio de la reivindicación. Su videoclip ‘Huelva-Por Huelva’ logró superar en apenas dos días las 5.000 visitas, logrando para su elaboración la participación de un centenar de onubenses, número que, créanme, es todo un logro en una tierra de tanto parón social como la nuestra. Más allá del espectacular y milimétrico montaje que han conseguido, estos dos jóvenes han puesto delante de todos a una variadísima representación ciudadana que da la cara para chillar al viento adulterado de Huelva las verdades incómodas, las palabras que escuecen, los motivos que sobran para que deje de imperar la cultura del miedo y el discurso fácil. Para descontaminarnos de tanta miseria social y económica. Sirva esta columna para homenajear y agradecer a estos dos chavales por su desinteresada labor. Y para ponerlos como ejemplo de la Huelva que viene, la que no es apática, la que se resiste a modelos caducos y la que no se resigna a irse haciendo mayor en una ciudad envejecida. La Huelva que casi toda Huelva quiere, pero en la que sólo algunos, como Vila e Infante, hacen algo para que vaya siendo. Para que sea.

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