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Notas de un lector

Adivina adivinanza

Antonio A. Gómez Yebra publica “Adivínalas”:303 nuevas adivinanzas-como reza el subtítulo-, que convierten este volumen en una suerte de educativo y simpático compendio de acertijos

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Si bien parece, que el origen de la adivinanza se sitúa en China, no es sencillo establecer ni un mapa ni una cronología certeras de cómo este singular y lúdicogénero ha llegado a formar parte del acervo de todas las lenguas universales. No en vano, ya la Biblia lo testimonia y son muchos los ejemplos que a lo largo de la historia han seguido surgiendo: originales rompecabezas, donde lo mental y lo verbal conjugan sus cómplices fuerzas y hacen las delicias de grandes y pequeños.
En el “Adivinancero antológico español”, preparado en 1993 por José Luis Gárfer y Concha Fernández, ambos compiladores anotaban: “Si se estudia en profundidad la estructura de las adivinanzas populares, es fácil llegar a fórmulas fiables para su elaboración, partiendo básicamente de la metáfora, alegoría, greguería, abundante adjetivación, perífrasis léxicas…”.
Y sin duda que, de éstas y otras y muy variadas estructuras y tropos, se ha servido Antonio A. Gómez Yebra para pergeñar  “Adivínalas” (Hiperión. Colección Ajonjolí. Madrid, 2013):303 nuevas adivinanzas-como reza el subtítulo-, que convierten este volumen en una suerte de educativo y simpático compendio de acertijos.

Casi un centenar de libros para lectores de 4 a 16 años, avalan la trayectoria y empeño de Gómez Yebra para con la literatura infantil y juvenil. En esta misma colección, había dado ya a la luz,“Versos como niños” y “Los versos de Noé”, y con esta nueva entrega alcanza ya su undécimo libro de adivinanzas, “ámbito en el que se le considera un auténtico renovador”.
Para esta ocasión, el autor extremeño, sigue dando rienda suelta a su ingenio y reúne los tres centenares largos de líricos enigmasen un sugeridor calidoscopio. La jirafa, la uña, la cama, el carbón, el zapato, el bigote, un beso, una isla…, se erigen en protagonistas y abrigan estas páginas con ternura y buen hacer.

     Apoyado -en su mayor parte- en el verso octosílabo, Gómez Yebra se vale también de la rima, para otorgar cromatismo a este pasatiempo, que atesora en su interior un espléndido componente formativo y que sirve a niñas y niños para poner a prueba su perspicacia y talento.

De entre los muchos ejemplos que destilan ingenio, elijo tan sólo un trío de ellos, como botón de muestra: “Tome usted muy buena nota:/ es una puerta con redes/ que no está por las paredes/ y se traga una pelota” (La portería); “Está en un pendiente, / también en la boca/ de cualquier serpiente,/ del tigre y la foca” (el diente); “De Hamburgo vino su padre/ y ella se subió a tu mesa; te la prepara tu madre/ con kétchup y mayonesa” (La hamburguesa).

     De nuevo, las ilustraciones del madrileño Jack Mircala (1968), con sus ya clásicos y personalísimos criptogramas, trazos jeroglíficos y simbólicos dibujos, aportan el ideal contrapunto a un volumenque “esconde” las respuestas en las páginas finales.
Quede,una más, para poner a prueba al lector: “La besan la mariposa,/ la abeja y el ruiseñor,/ y la niña más hermosa/ porque se la dio su amor”.

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