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Pero que me gustan las papas con chocos

Pocas cosas me gustan más en la vida que un “Güen Plato de Papas con chocos”, ¡ay, “omaíta”!, pero que me gustan. Sea verano, invierno, primavera y lo que sea, “las papas con chocos al poder”.

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Pocas cosas me gustan más en la vida que un “Güen Plato de Papas con chocos”, ¡ay, “omaíta”!, pero que me gustan. Sea verano, invierno, primavera y lo que sea, “las papas con chocos al poder”. A mí personalmente me gustan con las papas enteras, que en el plato se vean bien las papas y los buenos trozos de chocos, que se vea bien ese colorcito entre amarillo y un poco anaranjado que le da su buen toque de azafrán.

Me gusta con el olor que le dan las especies, que le da sobre todo el orégano. Llegar a mi casa después de una mañanita de estas de órdago, de trabajo acalorante hasta el más no poder, y ese olorcito que da el orégano cuando estás terminando, me hace ver la vida de otra manera, me hace ver el momento de la comida como lo que es: especial.

Sinceramente, me hace ver el resto del día con otra visión. A mi mujer, mira tú, le gusta partir las papas, con el tenedor…, estruja esas papas, y se las come como si fuese una papilla, pero, qué papilla. Me gustan los trozos de chocos grandes, bien grandes, que yo tenga que masticar ese tan preciado material de alimentación que tanto me gusta. Acompañado, claro.

La mejor compañía es la de mis hijas y la de mi querida mujercita que tanto hizo por agradarme con este manjar. Además, con una buena cerveza, muy, pero que muy fría, congelada, con uno de esos vasos que guardo en el congelador. Disfruta de lo que tienes, no de lo que no tienes.

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