Marcelino Martín ?Canónigo de la Catedral y autor del libro ?Santos y Poetas. Pemán en la mirada del Beato Conrado??
El sacerdote Marcelino Martín Rodríguez acaba de publicar el libro titulado Santos y poetas. Pemán en la mirada del Beato Conrado, en el que aborda la relación del escritor gaditano José María María Pemán con el beato agustino Conrado Rodríguez Gutiér. Martín ha compaginado su investigación con su labor como sacerdote y canónigo de la Catedral.
—¿Qué ha querido transmitir con este estudio? —He querido poner una relación entre José María Pemán con el Beato Conrado Rodríguez. El título responde precisamente a esa relación entre santo y poeta. —¿El título es además una obra que escribieron entre los dos, pero que no pudo ver la luz por el alzamiento militar del 1936? —Exacto. Fue un libro escrito por Conrado y con prólogo de Pemán que nunca vio la luz y estaba ya listo para su publicación. Se destruyó por los avatares de la historia y yo lo he querido reconstruir. —¿Se puede decir que lo ha conseguido? —Casi. No he podido encontrar el prólogo que escribió Pemán, aunque sí muchas de las cartas que se escribieron entre los dos, lo que me sirvió para conocer más de cerca su amistad. —¿Ha sido muy difícil encontrar toda la documentación? —Sí, porque estaba destruidas entre el legado de Pemán, la biblioteca que los agustinos tienen en Málaga y la que tienen en El Escorial. He podido comprobar cómo en las Obras Completas de Pemán dedica algún comentario a Conrado y cómo a su vez éste dedica varios análisis a las obras del gaditano en artículos que escribe en multitud de revistas. —¿Con esto ha querido rendir un homenaje a estos dos autores? —Se puede decir que sí. Eso y que he querido hacer una pequeña semblanza de quién era Conrado. Un gran escritor que no llegó a cuajar porque murió con 31 años. Supo entender muy bien la obra de Pemán a la vez que hizo mucho para difundirla. Principalmente pretendía explicitar la relación existente entre ambos, de profundo entendimiento por la literatura. —¿Se llegaron a conocer físicamente? —Se llegaron a ver en alguna ocasión, aunque su relación se basó en la literatura. En guiños a través de los textos y por último en una colaboración que no llegó a ver la luz. —¿Cómo empezó su investigación? —Sabía vagamente de esta relación, porque conocía algunos artículos de Conrado en los que hablaba de obras de Pemán. Así que pedí permiso para investigar en el legado de Pemán, y la familia me lo dio. Sabía lo que iba buscando y encontré unas cartas que me sirvieron para empezar a tirar del hilo. El grueso de la documentación la obtuve en El Escorial. —¿Y compaginarlo con su vocación sacerdotal y con su cargo como canónigo de la Catedral? —Es complicado, pero estoy encantado, porque era una curiosidad que por fin se ha visto recompensada y despejada. Ahora lo que me gustaría es que José María Pemán volviera al sitio que le corresponde, ahora los gustos literarios van por otros derroteros y se le tiene bastante olvidado. —Pemán era devoto del Señor de la Buena Muerte, imagen que tiene su sede canónica en San Agustín. Al pertenecer Conrado a dicha orden, ¿pudo venir su relación también por ahí? —No. Es verdad que he encontrado poemas de José María Pemán dedicados a la Buena Muerte de Cádiz, pero su relación no vino de ahí. Conrado estuvo toda su vida destinado en El Escorial, perteneciendo por tanto a una provincia distinta a los agustinos de aquí. —Hablando de cofradías, es usted además el director espiritual de la Hermandad del Nazareno.. —He estado muchos años en Santa Cruz y llevo varios años siendo director espiritual del Nazareno. Estoy encantado de formar parte de esta hermandad y de desempeñar la función de director espiritual. —¿Y su trabajo como capellán en el tanatorio? ¿Tiene que estar uno hecho de una pasta especial para eso? —Bueno, todo es verse en la situación. Es muy difícil y no te acostumbras nunca, porque aunque la pérdida de un familiar o un amigo siempre es doloroso, a veces se viven auténticos dramas. Familias que se quedan desestructuradas por completo, o gente joven que apenas han podido disfrutar de la vida. También tiene su parte positiva que es estar al lado de esas familias e intentar darles consuelo, un mensaje que les pueda ayudar a pasar por ese mal trago que en esos casos es muy complicado.