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Sevilla

El flamenco despide a Manuel Molina, precursor de la renovación del género

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El cantaor flamenco Manuel Molina, miembro del popular dúo de los 70 Lole y Manuel y precursor de la renovación de este género, ha muerto hoy en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache a los 67 años, víctima de un cáncer detectado hace cinco meses y del que no quiso tratarse.

Considerado representante del "nuevo flamenco", Molina conoció el éxito a mediados de los años setenta de la mano del dúo musical que formó con la que fue su esposa Lole Montoya (1954), con la que se casó en 1975 y publicaron su primer álbum. Fruto de esa unión nació su hija Alba Molina, con la que también formó pareja artística.

Nacido en Ceuta en 1948, el compositor, guitarrista y cantaor se trasladó con su familia a Sevilla y se afincó en el barrio de Triana, donde empezó a tocar la guitarra y a componer sus primeros temas bajo la influencia de su padre, el guitarrista algecireño "El Encajero", del que imitó un estilo propio al cogerla en vertical.

Tras formar con Antonio Cortés 'Chiquetete' y Manuel Domínguez 'El Rubio' el trío 'Los Gitanillos' del Tardón, fue integrante del grupo de rock 'Smash', aunque su éxito vino tras conocer a Lole Montoya, perteneciente a una saga gitana de flamencos, con la que se casó y en 1975 sacó al mercado su primer disco, 'Nuevo día', con influencias de los sonidos hippies y reminiscencias árabes.

Su hermano Jesús, que fue su manager durante 30 años, ha revelado a Efe que cuando le diagnosticaron el cáncer de pulmón hace cinco meses le dijo que no quería saber nada de médicos: "No quiero nada. Que llegue hasta donde llegue. He hecho lo que me ha dado la real gana y quiero morirme de la misma forma", rememora.

El cantante Alejandro Sanz, uno de sus "muchos admiradores", ha dicho Jesús, le ha anunciado que le dedicará todos los conciertos que tiene previstos, mientras la presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz, le ha llamado para expresarle sus condolencias por el fallecimiento.

"Hasta siempre Manuel Molina, artista único e irrepetible. Él nos abrió las puertas a un nuevo tiempo del flamenco", ha escrito Díaz en un mensaje en su cuenta de Twitter.

La directora del Instituto Andaluz del Flamenco, María Ángeles Carrasco, ha subrayado que Manuel "ha marcado un antes y un después en la historia del flamenco" y ha señalado que "su estilo propio, su capacidad de emocionar, su forma de interpretar versos propios o ajenos quedan en el recuerdo de una generación".

Su última aparición pública fue en el teatro Romero San Juan de San Juan de Aznalfarache el pasado 25 de marzo en un homenaje a Rafael Hornero Romero de la Osa, Romero San Juan, según ha recordado hoy el alcalde de la localidad, Fernando Zamora (PSOE), que ha dicho a Efe que con la muerte de Manuel "se va un gran vecino, un gran amigo y un gran artista del flamenco".

"Es un día triste para todo el pueblo", ha dicho el regidor, que ha indicado que Manuel era "una persona muy querida y entrañable".

La última actuación propia del cantante y guitarrista fue en Madrid el pasado 23 de marzo en el Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez de Madrid, al lado de su hija Alba.

En el mismo teatro de San Juan de Aznalfarache ha sido instalada hoy su capilla ardiente, a la que han acudido, además de centenares de vecinos, artistas como Antonio Cortés "Chiquetete", el guitarrista Ricardo Miño, la bailaora Pepa Martos, Antonia "La Negra", madre de Lole, su primera mujer, y el torero Francisco Rivera Ordóñez.

Atendiendo su deseo, está previsto que las cenizas de Manuel Molina sean repartidas entre el Guadalquivir, en su parte trianera, y la Línea de la Concepción (Cádiz), de donde era su padre, que falleció hace 55 años.

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