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?El voluntariado Europeo fue la razón que me hizo marcharme de Alcalá?

El alcalaíno Santiago Gallego realiza un Voluntariado Europeo como pedagogo en una residencia con personas discapacitadas físicas y psíquicas en Hamburgo

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  • Santiago Gallego con sus ?pacientes favoritas?. María que es ciega y Aneli -

Continuamos siguiendo la pista de vecinos y vecinas de la comarca de La Janda que, por una u otra circunstancia, en la actualidad, se encuentran lejos de su ciudad natal. En esta ocasión, nos encontramos con Santiago Gallego Delgado, joven alcalaíno, de 24 años de edad, que en la actualidad vive en Hamburgo. Santiago estudió Turismo y trabajó como guía de la Torre Tavira en Inglés y Alemán, desplazándose posteriormente a Almería, donde trabajó como animador en un hotel durante un año. Gracias a la experiencia adquirida fue monitor del Taller de Empleo de Animación Turística ‘La Yeguada’ (Medina Sidonia) durante 11 meses del 2007-2008. Luego se trasladó a Granada para asistir a un curso de Español para extranjeros. Actualmente realiza un Voluntariado Europeo como pedagogo en una residencia con personas discapacitadas físicas y psíquicas en Hamburgo. 

—¿Qué motivos te llevaron a marcharte? La experiencia, ¿la calificarías de positiva o negativa?
—Pues el voluntariado Europeo fue la razón que me hizo marcharme allá por las fiestas navideñas del 2007, que fue cuando empezó esta aventura. Hoy por hoy la experiencia está siendo totalmente positiva. 

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Londres? ¿A qué te dedicas en la actualidad?
—Llevo un año prácticamente viviendo aquí. En la actualidad soy pedagogo para BHH en Hamburgo. 

—¿Qué fue lo primero que te impresionó al llegar?

—Me impresionó lo verde de la ciudad y que hay agua por todos lados... Pero lo más impresionante es darse cuenta cuanto destruyeron del casco antiguo durante la segunda guerra mundial... 

—¿Te costó adaptarte a esta zona? ¿Son formas de vida muy distintas?

—Lo cierto es que no, ya conocía algo del idioma y venía muy mentalizado. A pesar de ello hay cosas a las que no te acostumbras como el frío del invierno o lo pronto que anochece en durante los meses de diciembre y enero, principalmente. Y sí, son formas de vida distintas en algunos aspectos. Aquí la gente come a las doce del mediodía y cena a las cinco o seis de la tarde. La gente que cocina lo hace por hobbie, porque la cena suele ser pan con chacinas o queso y alguna pieza de fruta, nada de ‘cocineo’, y le llaman ‘Abends Brot’: el pan de la noche. También la forma de ser es demasiado correcta para un andaluz, por ejemplo, en el metro no se mira a los ojos porque lo consideran algo agresivo; la gente sonríe poco por la calle, les suele molestar si hablas un poco alto con tus amigos o por el móvil en el metro o en el bus, y si lo ven oportuno te mandan a callar. También son terriblemente puntuales y exigentes con ello. 

—¿Qué echas de menos de tu tierra? ¿Con qué frecuencia la visitas?

—Pues muchas cosas. Primero y ante todo a la familia que son mi referente, luego a los amigos y las risas en andaluz, aunque no me puedo quejar de visitas. Pero a veces el humor de ellos no se pilla, al igual que ellos no me pillan a mí. ¿Que más? Los dulces del pueblo, Alcalá de los Gazules, y la confitería de mi familia. Y eso que aquí son buenos, pero los de la tierra, mmm... También la carne en salsa de venado con una buena guarnición de patatas fritas al estilo campero, las fiestas de mi pueblo, San jorge, en especial, que son las fiestas del Patrón y me cuesta mucho perdonarlas. Y el solecito de la tierra... jajaja, que al final me voy a poner melancólico. Aunque la frecuencia con la que visito mi pueblo, no está mal. En este año solo visité Alcalá en Navidad, aunque ahora en junio bajo a la boda de mi hermano y por eso he sacrificado las fiestas del Patrón. 

—¿Te gustaría volver a la Janda? ¿Existe la posibilidad?

—Pues claro. Aunque yo nunca he tenido la sensación de haberla dejado por completo, ya que en casa de mis padres todavía conservo mi habitación y siempre paso pequeñas o grandes temporadas en casa antes de embarcarme en nuevos proyectos profesionales. Y claro que hay posibilidades de volver. Ya pasó justo en el momento que conocí esto del Voluntariado Europeo allá por 2007, en pleno proceso de selección de proyectos y casi decidido a irme a Austria.Me ofrecieron la posibilidad de trabajar como monitor de un Taller de Empleo de Animación para la Mancomunidad de La Janda, y lo vi como un regalo. Pensé: “once meses en casa, esto es un respiro”. Así pude disfrutar de mi tierra y mi gente. Entonces decidí posponer lo del voluntariado un año.
Pero estas oportunidades vienen solas, y yo por supuesto no las descarto. 

—¿Qué te llevarías de la Janda a este lugar?
—Pues los lagos, el agua, el puerto de la ciudad, las tartas y las salsas, la multiculturalidad que se respira... Pero, sobre todo, la preocupación por el patrimonio natural, cultural y urbano...Por ponerte un ejemplo, aquí si alguien pone sus pies en los asientos del metro alguien te suele llamar la atención porque eso “es mobiliario que todos pagamos”, y la gente reacciona asintiendo pidiendo perdón y creo que así debe de ser. 

—¿Y qué te traerías para la Janda?

—Pues me traería la alegría y espontaneidad que a nosotros nos sobra y a la gente de aquí les falta. También me traería ese humor gaditano, las tapitas, mucho sol y la playas. Aquí te haces muy consciente de que ellos se organizan muy bien y todo lo llevan bajo control, pero nosotros más desorganizados y sabemos disfrutar mejor la vida. 

—¿Existe mucha diferencia entre el lugar donde vives y la Janda?

—A ver, La Janda no tiene grandes poblaciones y esta ciudad es la ciudad más grande de Europa sin ser capital. También es la ciudad más verde. Vivo junto a un bosque y en pleno centro hay un lago de 15 kilómetros de perímetro. En cuanto a habitantes, son casi dos millones y como puedes imaginar para moverte debes utilizar siempre transporte. La propia ciudad dispone de barcos, metro, autobuses y tranvías. Luego las temperaturas son muy frescas, siempre unos 5-10 grados menos que en La Janda. Pero con la diferencia que en invierno nieva mucho y que llueve prácticamente todas las semanas. Después de esto no es extraño que te diga que cuando enseño una foto de Alcalá de los Gazules a alguien de aquí, la gente me pregunta si aquello es un ‘Pueblito de Grecia o Marruecos’... jajaja.. 

—¿Qué crees que la gente debería conocer del lugar en donde vives?

—Pues hay mucho que ver y conocer de la cultura alemana del norte. No son tan fríos como parecen y tampoco están tan aparcados en esas ideas radicales que algunos creen. Su patrimonio cultural como Bremen, Lübeck, Berlín o Hamburgo, las tartas de aquí, las comidas tan ricas y la naturaleza de esta ciudad. Es una pasada navegar por el centro. 

—¿Qué mensaje le enviarías a tus vecinos y vecinas de Barbate y de la comarca de la Janda?
—¡Uff!, difícil cuestión... Decirles que dejar mi tierra no significa que la quiera o valore menos, sino al contrario, al estar lejos de ella, se aprende a quererla de otra manera, se aprende a compararla con todo lo que ves y vives en otros lugares. Pero a medida que más viajo y más conozco de Europa más orgulloso me siento de ser de donde soy . Y es que a veces al tener el día a día en nuestro pueblo no somos consciente donde vivimos y la calidad de vida que hay en pueblos como Alcalá, Medina o Conil. Pero, a pesar de ello, debemos aprender a mejorar las cosas que nos molestan de nuestros pueblos, porque es la única manera de conservar este pequeño tesoro que es La Janda. Y por supuesto un saludo a todo Alcalá y a los pueblos vecinos de la comarca.

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