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Caras duras, mentes blandas

¿Puede alguien explicar como un gobierno en funciones que toma decisiones de trascendencia y calado no acude ni a las comisiones parlamentarias ni a los plenos de las cámaras elegidas por el pueblo a dar explicaciones detalladas de esas decisiones tomadas en funciones?

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A cada caradura lo protege y lo exculpa un mente blanda. Y no aprendemos. Muchos de una y de otra especie tenemos por cierto en España, por eso, la vida sigue, como dijo aquel, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. Por eso, nos desayunamos a diario con gente de cuello duro y corbata de seda, de misa diaria y prepotencia moral, entrando en la cárcel, afrontando juicios por una corrupción a la que en cualquier país civilizado del mundo, la misma gente de la calle hubiera puesto freno de manera radical y duradera hace ya años, mientras que aquí, pasamos de puntillas, pensamos que es lo normal y se reincide en las urnas sin reparos. Y si el capitán no toma el timón, los marineros acaban por no enderezar el rumbo y llevan la nave a la deriva.
Definitivamente, somos lo que votamos. ¿Puede alguien explicar como un gobierno en funciones que toma decisiones de trascendencia y calado no acude ni a las comisiones parlamentarias ni a los plenos de las cámaras elegidas por el pueblo a dar explicaciones detalladas de esas decisiones tomadas en funciones? ¿Porque un ministro de Hacienda que ha amnistiado a sus coleguitas que hoy desfilan por los juzgados día sí y día también, se cree con derecho a exigir a las comunidades autónomas que asfixien y maten a quienes menos tienen a base de recortes insolidarios? ¿Porque mientras que el precio de la luz se ha disparado en la última década, los beneficios de las eléctricas crecen sin reparos, hay gente que se muere de frío en sus casas porque no puede encender la calefacción ante la imposibilidad de pagarla? Porqué... en fin, hay tantos para señalar que una columna modesta como esta apenas tiene espacio. 
Hace poco he leído por ahí criticas a personajes televisivos que son abiertamente de izquierda y a los que se les ha puesto, por parte de gente de derecha, en solfa acusándoles de creerse moralmente superiores por el hecho de ser de izquierda. Usted verá, ¿es lo mismo quién piensa en el interés colectivo que en intereses particulares?; ¿quién apuesta por las cosas comunes y los servicios públicos universales que quién predica y aplica el que cada uno se avíe como pueda, y el que no tenga recursos económicos que se joda?; ¿es igual quién permite que quienes más tienen (pero mucho más), no paguen más impuestos que quienes están más tiesos para beneficiar a la mayoría y propiciar que se avance?; ¿es igual quién pelea contra la homofobia, la xenofobia, la desigualdad de género a quienes pasan de largo ante ellas, en el mejor de los casos, no la combate o la fomenta? 
En fin, hoy tenía el día preguntón, pero como dijo Silvio, “si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo”.

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