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En román paladino

Hasta la barretina

Cada día el gobierno catalán da un paso más hacia la insumisión. De momento de palabra.

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Dimite el jefe de los Mossos. Hasta la barretina está ya el personal. Hasta la guayabera quien se la ponga y hasta las narices quien no use ni barretina ni guayabera.  Cada día el gobierno catalán da un paso más hacia  la insumisión. De momento de palabra. Pero a medida que pasan las fechas y se aproxima el día más grande que han conocido los siglos – el uno de octubre-  en que se ha anunciado que se convocará un referéndum en toda Cataluña para decidir la conversión en Republica separada de España,  van a pasar  cosas.

No hay censo, no hay mesas electorales independientes, no hay quórum establecido, no hay sostén legal para hacerlo, no hay Constitución que lo ampare, no hay Estatuto de Cataluña que lo contemple, no hay urnas donde echar el voto… y hay una pila de posibles acusaciones de desobediencia, prevaricación continuada y malversación de caudales públicos que esperan su desarrollo en la fiscalía y los tribunales.
Hacer lo que a uno le de la gana no es de derechas ni de izquierdas, saltarse la ley a la torera no es de derechas ni de izquierdas, incumplir cuanta normativa no  convenga  no es de derechas ni de izquierdas. Fuera complejos del que los tenga.

Se ha optado –tras la purga del gobierno catalán realizada hace una semana- por el sistema Fuenteovejuna: “Todos los miembros del Govern acordarán conjuntamente y firmarán los acuerdos necesarios para que los catalanes voten el 1 de octubre”.   Igual procedimiento se hará en el parlamento catalán.  Sencillamente incumplir es vulnerar y eso se llama delinquir. El que delinque es delincuente y  se topa con el  peso de la ley y del Estado de Derecho. ¿Da igual que sea uno o que sea un gobierno entero y varios grupos parlamentarios? En teoría sí, en la práctica se verá.

Cuando entre el 40 y el 50 por ciento de la población llega a declararse independentista o ve con simpatía este proceso –dado que votan a los partidos que lo defienden- se hace necesario  un mensaje político a la población –no a los políticos- para que se colmen de razones para optar por nuevas vías de encaje en España acordes con la ley. Son precisas tanto generosidad como inteligencia. Con todo se pretende que la UE otorgue a Barcelona la Agencia Europea de Medicamentos, que sale de Londres por el Brexit. Ayudando.    

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