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El Jueves

El silencio de los corderos

El pasado viernes se celebró en nuestro país, de honda tradición musulmana (risas en off), la fiesta del sacrificio de los corderos...

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El pasado viernes se celebró en nuestro país, de honda tradición musulmana (risas en off), la fiesta del sacrificio de los corderos. Es la celebración más importante del calendario musulmán y que coincide con el fin del peregrinaje anual a La Meca (Arabia Saudí), lugar de nacimiento del profeta único del Islam, Mahoma. Hasta 1.300 millones de personas de este credo están llamadas a un evento que conmemora el capítulo (recogido tanto en el Corán como en la Biblia) en el que Ibrahim (Abraham para los cristianos), confiando en la palabra de Dios, estuvo a punto de sacrificar a su hijo Ismail (Ismael) con un cuchillo. En su lugar, y en reconocimiento de su fe, Mahoma (o Yahvé) le propuso sacrificar a un cordero, que en la actualidad es, junto a la vaca o el camello, el animal que ofrecido para celebrar la fe de Ibrahim y la magnanimidad y la clemencia de su dios.

Pero no se trata sólo de un cordero, algo que relativamente podía tener un pase. No, aquí los corderos se sacrifican por cientos y por miles. Que aquí no se repara en dispendios… si se trata de una religión que no sea la de la cruz y la de Cristo. Para los seguidores de Este último sí hay restrictivas normas en determinados casos… vaya a ser que se ofenda alguien.

No todo se mide con la misma vara o cayado. El rasero es bien distinto para unos y para otros. Mientras que los católicos en España llegan aproximadamente al 80% de la población, los musulmanes se estancan en el 2,1%. ¿Ven la doble vara donde se encuentra? Junto a esto hay que destacar que no se ha visto ninguna campaña de la izquierda o de los animalistas contra este sacrificio gratuito de animales, ni mucho menos una “manifa” junto a los lugares donde los musulmanes han realizado su práctica religiosa. Contra todo esto, son innumerables las voces de estos progresistas que claman contra la fiesta de los toros, algo netamente español y que genera unos importantes ingresos en numerosos sectores productivos de la sociedad. E incluso los insultos públicos a los toreros. ¿Han visto ustedes que se recrimine a algún musulmán por este tipo de tradición?

Pero no queda ahí todo: la propia Ada Colau ha aplaudido esta fiesta del degollamiento de corderos, haciendo suyas las manifestaciones de los grupos más radicales laicistas de la izquierda y asegurando que se trata de una “riqueza cultural”. Ahí queda eso. Visto lo visto, hay que andar con pies de plomo. Y cuidarse, cuidarse mucho de no estar cerca de estos “animales de dos patas” que en realidad son lobos, aunque disfrazados de corderos.

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