El lugar no puede ser más apropiado, pues los hosteleros volvieron a tener ese tradicional gesto de caridad con los ancianos y con las monjas que los cuidan, pero también fue una ocasión para que el sector profesional se homenajeara a sí mismo. En este caso, a la hostelera Josefa Cañas Téllez, propietaria del conocido hostal Málaga, una mujer de armas tomar que desde su veteranía recibió hace unos meses el homenaje de la patronal hostelera gaditana Horeca.
Sus compañeros arcenses no quisieron ser menos y por ello le brindaron un momento muy emotivo, para el cual la hotelera se hizo acompañar de su marido y de prácticamente toda su familia.
En nombre del Grupo Hostelero de Arcos, su presidente, Diego Medina Oca, tuvo palabras de generosidad para esta mujer que un día, en los años sesenta, emigró como tantos de su época a Alemania para trabajar y buscarse la vida. Gracias a su aventura europea consiguió con los años que numerosos alemanes recalaran en Arcos y descubrieran una ciudad llena de encanto y de interés turístico. Fue a principios de la década de los ochenta cuando Josefa Cañas abrió su hostal Málaga, que desde entonces no sólo se ha convertido en un lugar clave para la pernoctación turística, sino en uno de los establecimientos hoteleros de la ciudad más respetados por su servicio, por su limpieza, por la amabilidad de sus trabajadores...; en definitiva, por su calidad.
El acto central del homenaje se celebró en el patio principal del asilo de La Caridad. A las palabras de Diego Medina le seguirían las de la alcaldesa de la ciudad, Josefa Caro, quien tuvo a bien regalar a la tributada hostelera la medalla de bronce de la ciudad y un bello ramo de flores, así como un pequeño detalle para su convaleciente marido. Todo ello, bajo una lluvia de aplausos de familiares y amigos.
El broche de oro fue la inesperada carta que leyó in situ el también hostelero José Antonio Roldán Caro, gerente de los hoteles El Convento y Los Olivos, con la que se sumó al reconocimiento a Josefa Cañas Téllez. No obstante, durante el acto flotó en el ambiente el recuerdo de Josefa Cárdenas, gerente del hotel El Lago, fallecida este año.
Minutos antes, la capilla del asilo había acogido una emotiva eucaristía dirigida por el sacerdote Jaime Salado de la Riva, ayudado en los cánticos por las propias monjas del centro espiritual.
A partir de ahí, y tras el homenaje, se celebró un pequeño ágape en el patio contiguo, aunque lo mejor estaría por llegar: la actuación flamenca prevista para la tarde con la que los hosteleros agasajaron definitivamente a los ancianos de La Caridad. Al cante, la joven arcense Rocío de Carmela acompañada al toque de guitarra por su padre, Miguel Cambayá, a lo que se hubiera sumado el grupo Sorbito Flamenco.
Así, los hosteleros de la ciudad, unido a la comida servida a los mayores, celebraron su día grande, que como su patrona, lo viven sirviendo a los demás. ¿Hay algo más loable que servir al prójimo sin nada a cambio?
