Las personas trans aún se enfrentan cada día a barreras de todo tipo que llegan incluso a uno de los derechos más innegables: el empleo.
Alrededor de más del 80% de los transexuales se encuentra en el paro, según las asociaciones LGTBI de Málaga. Algunas empresas han apostado por la inclusión, sin embargo, en la mayoría la respuesta sigue siendo el rechazo.
“Las empresas al final son un reflejo de la sociedad”, explica la
presidenta de la asociación Trans Huellas, Cristina A.L. “Sé que,
en el momento que menciono que soy trans, tengo menos posibilidades y, aunque no te lo admitan a la cara, te dirán ‘ya te llamaremos’”, comenta. Una discriminación que aseguran que es incluso más intensa en el
caso de las mujeres trans, que sufren mayores niveles de desempleo.
“Sigue habiendo exclusión a nivel laboral, pero es que, además, por el hecho de ser mujeres y trans es doble discriminación”, explica el
responsable de trabajo social de la asociación Trans Huellas, Lipe de Lima. Una discriminación que la responsable de la Asociación LGTBI Ojalá, Charo Alifef, considera que en parte se explica por el propio “sexismo de la sociedad”.
Esto también se debe a que los chicos que entran en tratamiento a los tres meses ya tienen un físico más parecido, mientras que
en las chicas el proceso es más complejo. “Desgraciadamente, las personas trans menos afectadas a la sociedad son aquellas que se parecen lo máximo posible a un hombre o mujer cis. Al final se acepta la transexualidad, pero si es de una mujer muy femenina o un hombre muy masculino” señala De Lima.
“Yo buscaba en portales de empleo y,
cuando ponía en la carta de presentación que era trans me rechazaban inmediatamente. A veces no lo ponía, pero cuando entraba en la candidatura y tenía que comentarlo, a partir de ahí ya no oía nada más de la empresa”, explica
Mónica, programadora. “Donde estaba trabajando anteriormente me sentí discriminada,
fue decir que era trans y el jefe empezó a cebarse conmigo y a faltarme el respeto repetidas veces hasta que acabé dejando el puesto y quedándome en el paro”, explica Mónica, quien recientemente ha encontrado trabajo, aunque puntualiza que llegar a conseguirlo le ha costado mucho esfuerzo. Un rechazo que desde las asociaciones señalan que es
mayor en los trabajos de cara al público.
“Se debe, sobre todo, a
falta de conocimiento y entendimiento”, señala
Fani, también transexual. “A mí me ha pasado muchas veces que he enviado el currículum y, directamente, me han dicho:
No quiero escogerte porque no sé cómo tratarte”, comenta Fani, quien añade que hay veces que, sencillamente, no te escogen porque creen que va a crear problemas con los demás empleados. Cuando ese proceso de cambio tiene lugar una vez que ya han sido contratados, como fue el caso de Mónica, se ven sometidos a presión por el temor del impacto que puede tener en sus compañeros y en su propio puesto. “Hay veces que no lo dices por miedo”, comenta Mónica.
Además, han de enfrentarse a la
burocracia que ralentiza que se les reconozca legalmente como se sienten. “Cualquier persona que tenga en su DNI un género diferente va a tener dificultades a la hora de solicitar empleo”, explica De Lima. “Para cambiar el nombre en el DNI, hay que estar dos años en hormonación, aportar el certificado de disforia de género y, en algunos casos, que varias personas atestigüen que usas ese nombre”, explica la presidenta de Trans Huellas.
Desde las asociaciones señalan que, poco a poco, cada vez más transexuales se integran en el mercado laboral.
“La situación va a mejor, no lo rápido que a mí me gustaría ni debería, pero
hace unos años la única salida era la prostitución o el mundo del espectáculo, y ahora, en cambio, tienen más oportunidades”, explica Cristina A.L. “La cosa ha cambiado, hay chicos y chicas trans es que van a la universidad y están trabajando”, asegura De Lima, quien añade que ese “miedo en la familia a que la falta de oportunidades les lleve al trabajo sexual o a otro trabajo que no les guste” ha cambiado y “a nivel mundial se van creando referentes con casos de personas trans que destacan en su trabajo”. “Creo que es una cuestión de
formación empresarial, de tratar a la gente y de concienciar”, opina Fani, quien también hace hincapié en la necesidad de “poner
castigos severos a la discriminación, ya que como no los hay, la gente se lo toma como un juego”. Por ello, también piden medidas que agilicen este progreso hasta que la sociedad española lo normalice:
“Al igual que hay cuotas para discapacitados o incentivos que tengan reducción en la Seguridad Social para diferentes grupos, podría incluirse otro para las personas trans con el fin de que a la empresa le convenga y, finalmente, comiencen a introducirse y
visibilizarse en el mercado laboral”, concluye la presidenta de Trans Huellas.