Disarcos reclama al equipo de Gobierno, y por extensión a la Policía Local y a la Delegación de Tráfico, un mayor control sobre dichos aparcamientos para evitar estos casos que, paradójicamente, acaban por volverse contra las propias personas con discapacidad. En concreto, se ha observado cómo personas con minusvalías prestan sus tarjetas a familiares, amigos o conocidos para que aparquen sus vehículos de forma aparentemente legal y para que no sean apercibidos por la Policía o los agentes de Tráfico.
Vega recuerda que las tarjetas de discapacitados con exclusivas para ellas y que no son transferibles bajo ningún concepto. “Cuando se utiliza un plaza de discapacitado debe ir dentro del vehículo el discapacitado, y no el cachondeo que se está dando en varios lugares”, explica el presidente de Disarcos, quien no obstante, señala que hay personas concienciadas con este problema y lo ponen en conocimiento de la asociación y de las autoridades.
También recuerda que es ilegal un aparcamiento de discapacitados personalizado, como se han detectado varios en el centro urbano; es decir, plazas que incluso muestran la matrícula del vehículo beneficiario. Disarcos espera “mano dura” contra esta forma de actuar que finalmente va en detrimento de las personas con movilidad reducida.