El agua embalsada en los pantanos del término municipal de Arcos ha caído estrepitosamente como consecuencia de la falta de precipitaciones y el continuo consumo, fundamentalmente en la agricultura. Los embalses de la cuenca Guadalete-Barbate se sitúan a día de hoy en un raquítico 22,35 por ciento, casi tres puntos menos que hace apenas unas semanas. La media de la década en esta cuenca es del 54,40 por ciento, con lo cual actualmente está en la mitad del dato de los últimos diez años.
La situación se corresponde con uno de los principios de otoño más secos que se recuerdan desde los años noventa, cuando la sequía hizo estragos. Por embalses, el de Bornos es el que continúa en peor situación al hallarse en un pobre 12,50 por ciento frente al casi 39 por ciento que su media de la década. El embalse tiene tan solo 25 hectómetros cúbicos.
Además, por primera vez en mucho tiempo se puede apreciar cómo ha bajado el nivel del pantano de Arcos, aunque sigue casi al 93 por ciento de sus reservas con un total de 13 hectómetros cúbicos acumulados. Sin embargo, la bajada de nivel no pone en peligro el uso deportivo del embalse, que raro es el fin de semana que no se presta a alguna actividad a este respecto.
Tampoco el mayor embalse, el de Guadalcacín, escapa de la cada vez más dramática situación, ya que se encuentra al 25,63 de sus reservas con 250 hectómetros cúbicos. En este caso, su media de la década es del 59,60 por ciento. Este embalse gozaba de diez puntos por encima hace exactamente un año, es decir, estaba al 35 por ciento.
Por último, el embalse de Los Hurones es el que está en aparentemente mejores condiciones con un 37,78 por ciento de sus reservas o, lo que es lo mismo, contiene 51 hectómetros. Su media de los últimos diez años es, no obstante, del 53,04 por ciento.
Y, lo peor de todo, las lluvias anunciadas para esta semana serían insuficientes a todas luces para aliviar la situación. En este sentido, las probabilidades de precipitaciones se concentran en un 60 por ciento entre los próximos domingo y lunes. El tiempo meteorológico se sigue asemejando más al verano que al otoño, que ya debería estar en plena efervescencia tras haber entrado en vigor hace exactamente un mes.
