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Una ‘Quedada’ que se recordará largo tiempo

La asistencia de corredores superó con creces la de la edición anterior

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  • El grupo de corredores más numeroso afrontó con buen semblante los temibles repechos de la Quedada. -

Desde las ocho y media  de la mañana comenzaron a llegar al punto de encuentro acordado a la altura de Desguaces San Miguel los participantes en la V Quedada Manuel Jesús Moya. La organización calcula una cifra de corredores cercana al centenar la que se registró en esta quinta edición, muy superior a la anterior, expresando su satisfacción por que todo transcurriese sin incidentes. La señalización de los puntos más importantes, así como de los cruces existentes, no dio lugar a equivocaciones en ningún momento de la prueba,  que gustó a todos aquellos que se acercaron procedentes de ciudades como El Puerto de Santa María o Chiclana, convencidos de repetir en una próxima oportunidad.

La parte del recorrido que más gustó a los atletas fue la del Charcón y  Sierra Valleja, donde había algunos repechos con bastante pendiente, algo que obligó a unos a andar y a aminorar su marcha a aquellos que iban más adelantados, que al llegar a una parte llana esperaban a los más rezagados o se volvían sobre sus propios pasos para que los de atrás se incorporasen al grupo cabecero, ayudándose mutuamente. Algunas mujeres temían quedarse solas por el elevado ritmo de la cabeza de la carrera -que no tenía carácter competitivo-, pero al comprobar que las estaban esperando, mostraban su aprobación. 19 mujeres se inscribieron en el evento atlético, un apreciable salto cuantitativo puesto que en ediciones pasadas solo se presentaron dos o tres, como mucho, mientras que en esta edición ya se ha rozado la veintena y las féminas se están animando cada vez más a ser protagonistas.

Una vez concluida la parte meramente deportiva de la quedada, se procedió a celebrar la convivencia gastronómica anunciada en el programa de actos, que se demoró con la complacencia de todos los comensales hasta bien entrada la tarde -aproximadamente sobre las 17:00 h-, encantados con el arroz y con la generosidad con la que se sirvió, casi a discreción. Por cierto, un plato preparado por el cocinero Manolo Garrido Barrera. Cuando la carrera acabó, los participantes fueron a recoger a sus familiares para que se les unieran en la degustación de la comida y pudiesen disfrutar del evento en la mejor compañía. Luego se procedió al sorteo de camisetas donadas por empresas y de una noche de estancia en un hotel de El Bosque y de una cena en el mismo establecimiento, un añadido a la jornada que pocos esperaban por ser de carácter gratuito.

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