Cuando el sí es no

Publicado: 07/12/2022
Autor

José Diego Amores Revuelta

José Diego Amores Revuelta es licenciado en Historia y Archivero con influencia petermanesca

Reflexiones desde el sofá

Columnas de opinión que sólo pretenden invitar a la reflexión del lector sobre temas de actualidad

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...Hay cosas que se hacen intolerables para el raciocinio y lo que es un claro error, se torna en tomadura de pelo e indignación
Toda persona con un poco de humanidad y sensibilidad se asquea cuando ve en las noticias como unos señores con el único objetivo de alimentar su narcisismo y poner en valor una falsa hombría, envuelto en el aliño del alcohol, drogas o locura, fuerzan a una joven para alimentar unos repugnantes deseos sexuales. Por eso, cuando desde el Gobierno se lanzó una Ley, denominada popularmente “Sólo sí es sí”, la aplaudimos. Una sanción legal para aquellos que vulneran la libertad de una mujer. Libertad, pocas palabras más hermosas hay en nuestro vocabulario. Libertad para vivir, para enamorarte o para tener relaciones con quien y cuando te apetezca. Libertad bajo el respeto de no hacer daño a nadie, de ser consciente de los actos y libertad de ser humano porque el ser humano no es un ser salvaje, aunque a veces sus actos recuerden aquella letra de Roberto Carlos: “Yo quisiera ser civilizado como los animales”. 

Pero hay cosas que se hacen intolerables para el raciocinio y lo que es un claro error, se torna en tomadura de pelo e indignación cuando no se reconoce lo que no se hace bien. La famosa Ley que iba a ser más dura contra aquellos que imponen el sexo por medio de la fuerza, resulta que ha causado el efecto contrario, rebajar condenas y poner en libertad a quien nunca debieron salir de una jaula. Ahora es cuestión de preguntarse, qué ha pasado con la redacción de esta iniciativa legislativa, que nos lo expliquen quienes se sientan en las sillas palaciegas para ordenar y dirigir este país. Y aquí es cuando al español, le cae como una losa sobre su moral. Ministras que lejos de reconocer un error de redacción en la Ley, posiblemente mal o poco asesorada, responsabiliza a los jueces de este país por no saber interpretarla. Por otro lado, está una oposición que lejos de poner un poco de cordura, se limita a insultar con aspectos de la vida personal de quien es responsable de la puesta en marcha de esta Ley, que, a su vez, se encarga de usar otros descalificativos para argumentar su defensa. Sencillamente, sólo puedo pedir que dimitan todos. 

Imaginen una familia donde los padres se insultan y faltan el respeto ¿Qué sucederá con la educación de sus hijos? O más ilustrativo si cabe, un colegio donde el profesor ironice con su alumnado sobre su forma de vestir. Y en el entorno laboral, podéis imaginar a un jefe que veje y ridiculice a sus trabajadores de forma pública. Pues eso ocurre en un Congreso de los Diputados, el corazón de un país, donde se marca las directrices y el recorrido que debemos seguir. Oigo de nuestros líderes políticos frases descalificativas hacia el rival o la incapacidad de reconocer un error. Por desgracia, se ha demostrado que somos una sociedad infinitamente superior a la clase política, que se encuentra mediatizada por la populista formas de cualquier programa de televisión vulgar y obsceno en vez de regirse por la cultura de la educación sacada de los libros. 

Hay otra corriente que responsabiliza esta vergonzante situación, a los medios de comunicación, porque dicen que un argumento político no ocupa los titulares que si se les da a los insultos y faltas de respeto. Sin que les falte la razón, no es excusa matar al mensajero, porque si alguno de esos políticos pensara en la responsabilidad que tiene sentarse en una silla del Congreso antes de declamar su opinión, seguramente no vomitarían tanta porquería, pero claro si eso ocurriera, sólo sería si los más preparados de esta sociedad, decidieran dar un paso adelante y no dejar que los mediocres sigan alimentando sus egos en un foro público. 

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