Díaz-Salazar, profesor invitado en universidades de Brasil, Venezuela, El Salvador, Cuba y México, ha analizado en profundidad el laicismo y las relaciones Iglesia-Estado en una trilogía: El factor católico en la política española (Editorial PPC), Democracia laica y religión pública (Taurus) y España laica (Espasa).
—¿El laicismo va en contra de la religión?
— El laicismo no es antirreligioso, es antieclesiástico, va contra el cristianismo político. De hecho, en la historia los primeros laicistas son cristianos, sobre todo protestantes, que defienden el pluralismo religioso y que quieren acabar con la persecución a quienes tienen otra forma de religión. Por eso el laicismo nace más bien en el ámbito protestante y no en el católico.
—¿Existe un laicismo 'a la española?
—Hay diversos tipos de laicismo en España. Por un lado tenemos un laicismo excluyente, que es una forma de ateísmo militante. Hay otro tipo que defiende lo que se denomina una “laicidad inclusiva”, que reconoce que la religión es una parte muy importante de la cultura, de la sociedad civil, y es mucho lo que puede aportar. También tenemos un “laicismo de neutralidad” que se centra en que el Estado como tal no puede definirse ni a favor ni en contra de la religión o cualquier tipo de ideología.
Tenemos asimismo un “laicismo religioso”, impulsado por movimientos tanto católicos como islámicos o protestantes que defienden la autofinanciación económica de las iglesias, la separación Iglesia-Estado y una enseñanza laica no confesional. Todos esos laicismos coexisten en nuestro país.
— ¿Cuál de ellos prefiere?
—Yo apuesto por el laicismo inclusivo, porque lo que intenta es articular el pluralismo. Éste es el modelo de Francia, por ejemplo. Tenemos una idea muy equivocada de lo que es el laicismo francés actual, que es también el laicismo predominante en Alemania o en los países nórdicos. Este laicismo lo que busca es articular el pluralismo, no imponer un nuevo fundamentalismo, porque también hay un fundamentalismo laicista, integrista, que intenta privatizar forzadamente las dimensiones religiosas de la existencia.
—¿Está recorriendo España un camino que otros países han recorrido hace tiempo?
— Sí, porque España vivió durante muchos años una dictadura y después hubo que hacer una transición en la que las prioridades eran otras. Pero más tarde el laicismo aflora en España a través de dos procesos: el pluralismo de las identidades sexuales y el matrimonio homosexual, y el aumento del número de musulmanes que piden por ejemplo la enseñanza de la religión islámica en las escuela o la construcción de mezquitas en suelo público. Y estos son dos procesos que precisan de la laicidad. También hay otro factor y es que la principal fuerza de la oposición política al Gobierno socialista fue la Conferencia Episcopal. En la medida en que se convirtió en un actor político, las personas que no comparten las tesis empiezan a reivindicar la laicidad en España.