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Una aventura de ingenio para los niños acorta las frías horas en el hospital

"Hay que amenizar la rutina del hospital, las pruebas y los tratamientos para que se encuentren un poco mejor", señala un experto.

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Niño y hospital parecen dos conceptos enfrentados pero hay gente que ha sabido convertir esta dura experiencia en una aventura de ingenio, en la que el pequeño siente el reto de decorar las frías paredes de su habitación, soñar con ser un súperheroe o introducirse en los profundos misterios del mar.

"Miremos por sus derechos, con ojos de niño" es el proyecto que se ha presentado hoy en el Hospital Universitario La Paz, por iniciativa de la Obra Social "la Caixa", y que se extenderá por sesenta y seis hospitales de toda España con el objetivo de hacer más llevadero el ingreso de esos "locos bajitos".

Coincidiendo con la celebración de los 25 años de la Carta Europea sobre los Derechos de los Niños Hospitalizados, el pedagogo Oriol Ripoll ha desarrollado unos "kits" de juego e ingenio, que él mismo ha diseñado, y que se transportan en unos simpáticos armarios con ruedas para los pacientes que no pueden salir de su habitación.

Y es que los que están mejor -aunque algunos vayan cargando con el porta suero y otros artilugios-, tienen la opción de pasarse por el aula CiberCaixa, un espacio socioeducativo y alegre donde se comunican con el exterior a través de las nuevas tecnologías, y que ha sido visitado desde 2002 por cerca de 800.000 niños en centros hospitalarios repartidos por todas las Comunidades Autónomas.

Ripoll, que se ha convertido en el hada madrina o en el brujo bueno de esta historia, ha diseñado multitud de carpetas formadas por actividades de todo tipo con fichas que explican cómo llevarlas a cabo y dirigidas a los distintos tramos de edad pediátrica.

Como las habitaciones de los centros hospitalarios son bastante frías, ha comentado el experto, los niños tienen todo tipo de posibilidades de decorarlas a través de este material, como murales y cadenetas que ellos mismos realizan.

También pueden crear un curioso "miniyó" que representa al paciente y al que se le puede cambiar la cara dependiendo del estado de humor que tenga en ese momento -contento, ilusionado, triste o enfado-, para avisar a los que vengan a verle a qué se enfrentan.

Escribir "el diario de las cosas buenas", que también existen en el hospital; sumergirse en las aventuras del capitán Barbarroja o echar carreras de barcos; crear un auténtico circo con acróbatas y hombres bala; hacer magia; superar un superentrenamiento para superhéroes; hacer pucheros de letras o afanarse en juegos de tablero son otras de las posibilidades abiertas para hacer más llevadero el cautiverio.

Aunque lo más importante, como ha explicado el subdirector del Hospital Materno-Infantil La Paz, Javier Cobas, es cumplir el principal deseo de todos los niños durante su estancia hospitalaria: "tener a sus padres al lado".

Estas actividades necesitan de su colaboración y, por ello, la otra vertiente de la campaña es concienciar a los profesionales, gestores, familiares y voluntarios de la importancia de una atención centrada en los niños enfermos para conseguir su bienestar, minimizando el estrés y el sufrimiento que conlleva esta situación.

"Me gustaría tener una guía para ver el hospital, todo, todo; no perderme nada, ni una puerta aunque esté llena de aparatos", comentaba un pacientito de siete años, un sueño concreto que otros muchos niños plantean y al que iniciativas como ésta pretenden dar respuesta.

Cobas ha recordado que hay enfermos pediátricos que pueden estar incluso más de un año en estos centros sin apenas salir y lo que se pretende es, sin lugar a dudas, "que estén como en su casa".

"Si en su casa iban a la escuela pues aquí tenemos una; si jugaban y chateaban con sus amigos pues aquí tienen wifi para seguir haciéndolo", ha apuntado el doctor, quien ha recordado la importante labor que hacen los voluntarios que se hacen pasar por magos y payasos porque, cuando uno esta malito, sonreír cuesta un poco más.

"Hay que amenizar la rutina del hospital, las pruebas y los tratamientos para que se encuentren un poco mejor e incluso, que al volver a casa, recuerden esta situación de la manera mejor", ha comentado.

El Hospital La Paz parecía una fiesta y las caras un poco tristes y aburridas de estos niños en pijama se han llenado de luz. La entrada a las habitaciones del kit rodante, que tiene la forma de una bombilla sonriente, ha convertido esta jornada en un momento emocionante, una excitante aventura que podrán repetir cada día y que, seguro, acortará las largas horas de su ingreso.

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