Las bajas pueden producirse por inadaptación al lugar de suelta, inanición o desorientación, entre otras causas.
Los cuatro linces muertos en las dos reintroducciones de este felino iniciadas en el Guadalmellato (Córdoba) y en Guarrizas (Jaén) de los que se tiene información oficial lo han sido por causas humanas, según datos recopilados en los programas de conservación de este felino. Los datos oficiales facilitados sobre estas dos reintroducciones confirman que al menos cuatro de los 21 linces liberados desde 2009 en ambas comarcas de Sierra Morena han fallecido y que todos ellos lo han sido por causas no naturales.
Cascabel, uno de los siete linces soltados en diciembre de 2009 en la primera reintroducción de esta especie, emprendida en el Guadalmellato, fue hallado muerto ocho meses después cerca de la zona de suelta, víctima de la denominada Enfermedad Renal Crónica (ERC), patología asociada a un suplemento vitamínico erróneamente facilitado a los felinos en los centros que se dedican a la cría en cautividad.
El 30 de noviembre de 2010 se localizó, también en la zona del Guadalmellato, el cadáver de Guarrizas, un valioso cachorro puesto que era uno de los dos únicos ejemplares nacidos en el primer parto protagonizado por linces de esta reintroducción.
A estas dos bajas se sumó, el pasado marzo, la de Chaqueña, madre precisamente de Guarrizas, muerta por furtivismo tras quedar atrapada en un cepo colocado cerca de la zona de suelta, una práctica prohibida por la legislación ambiental andaluza.
La muerte más polémica ha sido la de Grazalema, hembra nacida en cautividad y liberada el pasado diciembre en Guarrizas (Jaén), donde se realiza la segunda reintroducción de lince ibérico, cuyo cadáver fue hallado el 17 de agosto dentro de una jaula-trampa colocada para capturar depredadores en Castellar de Santiago, al sur de la provincia de Ciudad Real, donde esta actividad estaría prohibida al ser declarada precisamente área crítica para el lince.
Responsables de estas reintroducciones de estos animales matizan que la muerte de cuatro de los 21 linces reintroducidos supone una tasa habitual en estas actuaciones, pero grupos conservacionistas y científicos alertan de que el porcentaje del 50% de muertes que se asocia a una reintroducción de felinos se refiere a bajas por causa natural, como inadaptación al lugar de suelta, inanición, desorientación o predación, y no a negligencias humanas como atropellos o furtivismo.
Estos grupos recuerdan que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aconseja no realizar una reintroducción de animales extintos en una zona si persisten la causas de la extinción.
Esta cuestión es especialmente relevante después de que la UE haya aprobado Iberlince, el tercer programa LIFE consecutivo para la conservación del lince ibérico que gestiona la Junta de Andalucía, con un presupuesto de 34 millones de euros y un plazo de ejecución de cinco años, pues su objetivo principal es reintroducir este felino en Portugal, o en comunidades como Extremadura y Castilla-La Mancha.